CAPÍTULO IV:
CANTOS DE INICIACIÓN
LOS SALMOS
Tanto los Salmos como los Proverbios del Viejo Testamento
fueron usados de diferentes maneras en los magníficos Templos
ceremoniales. Sin embargo, no fueron ni leídos ni hablados sino
cantados u oficiados, y estaban generalmente acompañados por los
primorosos ritmos de la danza sagrada. A los aspirantes se les
enseñó que el sonido o entonación era la emanación o bendición de
Dios, el Padre; que la armonía era la emanación o bendición del Cristo Cósmico; y que el ritmo y el movimiento rítmico eran la emanación o bendiciones del Espíritu Santo. Así que en todos los Templos ceremoniales se expresó el poder trino de la Santísima Trinidad.
Los Salmos enuncian varios grados de realización espiritual. El Salmo nonagésimo primero es un canto de protección. Mediante su uso se le enseñaba al discípulo cómo inundar su cuerpo con una luz pura y blanca de tal poder, que ningún mal le tocaría, al repetir
continuamente la poderosa afirmación de seguridad protectora: “Mil caerán a tu lado, diez mil a tu derecha; mas no haya miedo que hasta ti se acerque”.
El Salmo vigésimo tercero es uno de promesa: “Prepárasme una
mesa a vista de mis propios opresores”. Estos no son meros
enemigos personales que nos desean el mal; son aquellos más
peligrosos enemigos que existen dentro de nosotros mismos –
pensamientos errados, apetitos ilusorios y emociones incontrolables,
especialmente aquellas emociones destructivas del miedo, del odio,
de la malicia y de los deseos más ásperos de la personalidad no
regenerada.
“Úngeme la cabeza con aceite” (el despertar de los órganos
espirituales en la cabeza). “Mi copa es rebosante” “Siguiéndome vendrán clemencia y gracia todos los días de mi vida, y yo del Señor habitaré en la casa (la ley espiritual), por largo, largo tiempo.”
El Salmo XXIV es un Canto de Regocijo: “Alzad. Oh puertas, ya
vuestros dinteles; los vetustos postigos levantaos, porque el rey de la gloria haga su entrada. ¿Quién es ese rey de la gloria?” La respuesta a dicha pregunta es que el Señor es el Rey de la Gloria; pero el aspirante entiende que también se refiere al “Cristo interno” ya que cada hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios.
Muchas veces en nuestros escritos nos hemos referido a las
procesiones espléndidas que tienen lugar en los reinos internos y que son liderados por el mismo Cristo; a aquellos que son merecedores se les permite testificar estas procesiones y a veces tomar parte en ellas. Esto, sin embargo, no puede producirse hasta que el Cristo sea despertado en el interior de la propia naturaleza del aspirante. Y por ello el Salmo de Regocijo conlleva dos significados: el gozo que se conoce cuando el Espíritu de Cristo ha ingresado en el corazón del discípulo, y el reconocimiento de que por este hecho ha llegado a ser merecedor de permanecer parado en la Presencia de nuestro mismo Cristo Supremo, Nuestro Señor, mientras escucha el gozoso coro de los Ángeles: “Alzad, Oh puertas, ya vuestros dinteles y el Señor de la Gloria hará su entrada.”
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PROVERBIOS Y ECLESIÁSTICOS
En los Templos antiguos los Proverbios fueron empleados como
poderosos mantras de curación. Los científicos ocultistas entienden
que el cuerpo humano está compuesto de ciertos grupos conocidos
como femeninos o negativos. Los anteriores están bajo el régimen del cerebro y del sistema nervioso cerebroespinal, los recientes están bajo el dominio del corazón y del sistema nervioso simpático. Lo que causa la mayoría de las enfermedades es la interacción inarmónica entre estos dos sistemas. Los mismos operan en mutua armonía a medida de que el discípulo progresa espiritualmente. En el sentido espiritual la relación perfecta entre estas dos vías es conocida como la consecución del Equilibrio o de la Polaridad y gracias a ella el cuerpo permanece impenetrable a la enfermedad. Este es el secreto de los cuerpos perfectos de los Maestros de Sabiduría y altos Iniciados los cuales se han elevado en estatura espiritual sobre y más allá de la enfermedad y la muerte.
Ciertamente los Proverbios dicen: “Háse la sabiduría construido
su casa, ella hubiera tallado sus siete pilares” Y para el discípulo listo y dispuesto se le da el mandato: “Venid y comed mi pan y tomad mi vino que yo he preparado”.
Por ello en especial los Proverbios y el Eclesiástico son textos
de iluminación en los cuales se personifica a la Sabiduría como el
principio femenino de Dios, en tanto que el Entendimiento, como se
utiliza en los Proverbios, es un principio masculino. La Sabiduría es el fluir de de la revelación cósmica, pero el Entendimiento se logra a través de la razón y la labor iniciática. Por tanto los Proverbios
comienzan con la instrucción: “Obtened sabiduría y entendimiento”. Ésta es en verdad la nota-clave de toda la obra. Salomón expresa repetidamente que la Sabiduría es el principal objeto de la búsqueda.
Es revelador que la música esotérica del Templo era tanto
masculina como femenina y se tocaba en instrumentos armonizados
con sus respectivos ritmos. La cantata usada en los Proverbios se
diseñó para tocarse directamente sobre las dos corrientes principales que fluyen dentro del cuerpo etérico. Así, el tema musical de los Proverbios y el Eclesiásticos puede ser llamado polaridad y equilibrio.
El equilibrio perfecto entre los dos polos del espíritu humano
nunca podrá ser efectuado, sino hasta que el inferior femenino haya
sido elevado mediante una vida pura y de aspiraciones. Este término “inferior femenino” se refiere a la naturaleza emocional en tanto se mantiene en sujeción a la vida sensiente y atada a propósitos y metas egoístas. En la mayoría de las escrituras antiguas el “alma” humana o “espíritu” (ego) fue denominado femenino y así el aspecto inferior de la naturaleza del alma fue denominada “la caída femenina” que debe ser elevada y redimida.
Las cantatas de los Proverbios se utilizaban en la Iglesia
primitiva principalmente los domingos entre el Solsticio de Invierno
(Navidad) y el Equinoccio de Primavera (Pascua), siendo esta época del año la de la transmutación más favorable y la más sagrada de las estaciones.
En muchos de los versos se discierne claramente el dualismo rítmicode los Proverbios que se efectúa entre las corrientes dobles del cuerpo del alma y el sistema nervioso, por ejemplo:
Proverbios 14:1; 15:20; 19:26; 6:20,21
“La mujer prudente edifica su casa; la necia, aun la ya edificada la destruirá con sus manos.
Es la alegría de su padre el hijo sabio; el necio vilipendia a su
propia madre.
Infame es y desventurado aquel que da pesadumbres a su padre, y hecha de si a la madre.
Observa hijo mío, el precepto de tu padre, y no abandones las
enseñanzas de tu madre. Tenlos siempre grabados en tu corazón y sírvante como de collar precioso.”
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EL CANTAR DE LOS CANTARES – UN CANTO
MATRIMONIAL MÍSTICO
La palabra Saba significa siete, y la visita de Saba a Salomón
constituye la preparación a las delicias del alma del Matrimonio
Místico, que es el motivo espiritual de los Cantares.
Para aquellos cuyos ojos se han abierto al significado real de la
Búsqueda, esta antigua leyenda de Saba y de Salomón contiene
muchas premisas relacionadas con el propósito y la preparación
necesarios para su feliz conclusión. Salomón, el Sabio Vidente,
encontró el camino y aprendió a caminar allí, preparándose para la
futura encarnación del Uno que iba a venir en una más completa y
perfecta demostración del “Camino, la Verdad y la Vida”. Este
sublime “Cantar de los Cantares” atribuido a Salomón, canta en sus
inspirados compases la preparación y la Ruta.
En este Cantar, el autor alquimista ha expresado en alegorías la
fórmula para fabricar la Piedra Filosofal. El relato en sí mismo es
completamente simple. Nos cuenta del Rey Salomón el cual, en su
visita al viñedo del monte del Líbano, se sorprende al ver a una moza sulamita. Ella le rehuye. Más tarde la visita disfrazado como un pastor y conquista su amor, después de lo cuál acude ceremoniosamente a reclamarla como su reina. El poema abre con un recital de su matrimonio en el palacio real.
El Cantar de los Cantares tiene dos principales protagonistas,
uno masculino y el otro femenino. El primero responde al nombre de Shelomah (apacible), y el segundo al de Sulamita (perfecto). Es de notar que ambos nombres son variaciones de la misma raíz,
modificando la terminología para indicar el género. Sulamita es la
forma femenina de Salomón. En la traducción inglesa ambos
caracteres no se pueden diferenciar tanto como en el hebreo. (1)
Los antiguos Templos de enseñanza reconocían estos dos polos
del ser espiritual y se simbolizaban en las dos columnas o pilares que se erguían ante los Templos de los Misterios. Los dos pilares Jachin y Boaz se elevaban a la entrada del Templo de Salomón, significando ambos Fortaleza y Estabilidad y además Belleza; también se conocen como las Columnas de la Victoria. El candidato siempre tiene que pasar por entre estos dos pilares en su búsqueda de la Luz, Luz que está en el oriente.
El Canto místico de Salomón es un delineamiento poético y
alegórico de los pasos o grados que llevan al desarrollo de la
Conciencia Cósmica, parcialmente patentizado en los videntes. Estos grados, a veces denominados “velos” en las primeras Escuelas de Misterios son siete y se enumeran así:
Primer Grado: La Búsqueda.
Segundo Grado: El Despertar del Amor (lo Místico)
Tercer Grado: La Realización del Conocimiento (lo Oculto)
Cuarto Grado: El Desprendimiento
(1) Solomon y Shulamith en inglés (N. del T.)
Quinto Grado: La Unificación
Sexto Grado: La Aniquilación
Séptimo Grado: La Consumación
La exultante frase que tañe en el Cantar del Rey Salomón toma
forma real en las palabras preciosas repetidas tan a menudo:” Mi bien amado es mío y yo soy suyo” mientras que la frase que completa el canto “él pastorea entre los lirios” es característica del Camino que culmina en la Consumación divina.
Esta culminante mezcla de los dos polos del Espíritu que
constituye el Matrimonio Místico, se representa en los versículos con los cuales San Juan abre su Evangelio: “El Verbo era con Dios” y su música acompaña cada versículo del hermoso canto nupcial de
Salomón. El Cantar de los Cantares está velado para aquel que no
esté listo para intentar la Búsqueda y aparece bajo la semejanza de
un tierno canto de amor humano constituyendo para el iluminado una revelación del Santo de los Santos, el cual permanece en la Luz
Eterna que ya no se ve “como a través de un cristal, obscuramente”, sino con claridad trascendente, “Cara a Cara”.
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EL LIBRO DE JOB
Más que cualquier otro, el Libro de Job es único en el Antiguo
Testamento y el que se adapta como tal a las necesidades y a los
requisitos del discípulo en el mundo moderno. El discípulo puede
aceptar este libro como un manual de instrucciones, un libro de texto de meditación y como una muestra de la santidad y fortaleza espiritual a ser emuladas día a día.
Hay dos leyes supremas que gobiernan este planeta Tierra: una
es la Ley Espiritual; la otra es La Ley de la Materialidad. Cada
hombre posee el libre albedrío y la capacidad para escoger bajo cual ley vivir, si bajo la causación de la materialidad o en Espíritu libre de todo yugo. Los frutos de su vida serán la evidencia de esta selección.
Estos dos caminos se muestran en el sistema Tarot,
esclarecedor libro pictórico místico de la vida. Un joven parado entre dos muchachas, cada una de los cuales está empeñada en
persuadirle que la siga. Una está orlada con el fruto de la vid y la otra coronada con estrellas. Esta última canta: “Cada hombre debe elegir la manera de cómo su alma debe transitar”.
Ambos senderos están representados en el Libro de Job por
Eliafaz- el Camino del Espíritu, y por sus Tres Amigos -el Sendero de la sustanciación de la Materialidad. Los tres amigos son conocidos por nosotros ya que representan la engañosa seducción de los sentidos humanos que se expresan a través del cuerpo físico, los deseos (o el cuerpo del deseo) y la mente material o “mortal”.
La Biblia manifiesta que Dios ama a quién castiga pero esto no
es indicativo solo de expiación, sino que también desencadena la
regeneración del individuo. El Libro de Job puede ser denominado
adecuadamente el Patrón Cósmico Típico del perfeccionamiento del hombre a través de la aflicción directa. Le quitaron los integrantes de su familia, todas sus posesiones mundanas se perdieron, incluso su reputación y buen nombre; y finalmente estaba atacado por una enfermedad execrable. Aun su esposa en esa situación le aconsejó "maldecir a Dios y morir". Esto simboliza el lugar estrecho en el Sendero donde muchos presuntos suicidas tratan equivocadamente de escapar de los problemas de sus vidas.
Pero en este punto le ocurrió a Job un hecho de lo más
maravilloso. Y fue la llegada de Eliafaz, que representa el despertar o espiritualización de la mente. Aquí el cristiano aprende a tener
solamente pensamientos cristianos, a hablar solamente palabras
cristianas y a realizar únicamente obras cristianas. San Pablo hizo
referencia de esta gran transformación como “aplazando lo viejo y
estableciendo lo nuevo” Esto le ocurrió en su camino a Damasco.
Ingresó en esta ruta como un perseguidor y amargado enemigo de
Cristo y de los cristianos. La abandonó como su sirviente más devoto, y su nombre permanecerá por siempre como una de las más brillantes luminarias de la cristiandad.
Con su transformación, a Job se le devolvió su familia, sus
bienes le fueron restituidos y decuplicados, restablecida su reputación y su cuerpo completamente curado. Finalmente logró entender el significado de las palabras “El hombre hecho a imagen y semejanza de Dios”.
Dios es Amor – Dios es Todo Bondad, y mientras más uno se
asemeje a Dios, mayor bondad ultérrima se hará manifiesta en su vida. Cuando uno se encuentra rodeado de compañías aborrecibles o en un ambiente inarmónico, si se es verdaderamente sabio, no se buscará cambiar dichas condiciones por medios meramente externos, sino que se buscará la solución de aquello yendo más hacia dentro de uno mismo. El similar atrae lo similar y aquello que demos inevitablemente nos será devuelto.
Volvemos a repetir que, de todos los libros del Antiguo
Testamento, el Libro de Job es el que más se acomoda a las
necesidades del discípulo moderno para la meditación y la imitación. En la actualidad un discípulo, al igual que Job, vive en medio de pruebas y confusión, es invadido por las fuerzas del mal dentro y fuera y se hace las mismas preguntas que Job se hizo acerca de la vida; y otra vez, como Job, recibirá una respuesta desde lo Alto y cosechará la recompensa del dominio sobre sí mismo y sobre su mundo por medio de la comunión continua con la Sabiduría de lo Eterno.
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