CAPITULO XII:
EL CICLO ANUAL CON CRISTO
EL PRIMER TRIMESTRE
ENERO--FEBRERO--MARZO
La resurrección cósmica se produce en marzo, cuando el
Espíritu de Cristo se libera de la esfera terrestre y reingresa en las
esferas espirituales. Entonces las Jerarquías de Aries y de Piscis se
juntan alrededor de este suceso con los Ángeles y Arcángeles en
triunfante regocijo. El ritmo de su himno cósmico encontró una
transcripción en el CORO ALELUYA de Handel. Las ceremoniales
pre cristianas que celebraban el regreso de la primavera y la victoria de la luz sobre la oscuridad fueron armonizadas en estos mismos himnos.
El Equinoccio de Primavera es para el discípulo uno de los
puntos altos del año. Sus notas- clave son la libertad y la
emancipación que conducen a una vida más larga. Es también el
tiempo en que el Cristo Cósmico se libera de sus grilletes terrenos que le mantienen prisionero durante los meses de invierno. En
consecuencia, es la época más propicia para que un discípulo
avanzado rompa las ataduras que le sujetan y penetre en la
regocijada libertad del espíritu.
La Iglesia observa la Celebración eclesial de la Anunciación en
marzo, cuando la naturaleza conmemora la Celebración cósmica de
la Anunciación, pues hay una relación íntima entre el hombre y la
naturaleza. La Naturaleza es Dios en manifestación. El hombre es
dios en formación. Por tanto se reflejan entre sí. Los rituales más
sagrados observados por el hombre están en conformidad con la
transición de las estaciones. Los poetas cantan en alabanza de los
dichosos espíritus de la primavera, mientras que el esplendor
auriverde nos da pruebas de que las fuerzas de retorno de la vida
están respondiendo victoriosas a los impulsos de resurrección de la
naturaleza.
EL SEGUNDO TRIMESTRE
ABRIL-- MAYO-- JUNIO.
Los antiguos persas denominaban el mes de abril como el mes
del paraíso y los primeros padres cristianos afirmaban que era
durante esta estación de encantamiento, cuando el Sol entraba en
Aries, que Dios modelaba el planeta Tierra, y todo lo que mora en él. Usualmente abril es considerado un mes de resurrección.
Cuando el Señor Cristo realiza Su ascensión al reino interior,
toma la apariencia de una masa disuelta de oro brillante. En la
leyenda sagrada del Santo Grial, se les dice a los caballeros que en
Viernes Santo desciende desde el cielo una paloma para colmar con
agua de vida la Copa sagrada y que ellos podrán extraer de allí
alimento espiritual hasta el año siguiente. Es entonces así que el
Señor Naciente derrama Su amor y Su mismo Espíritu para nutrir
cada cosa viviente sobre este planeta Tierra. Si no fuera por este
reabastecimiento anual, los campos serían áridos y los árboles y
viñedos no fructificarían. A la luz de estos hechos se puede ver que el Señor Cristo estableció una profunda y literal verdad cuando dijo a Sus Discípulos en la Ultima Cena: “Este (Pan) es mi cuerpo que por vosotros es dado… Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”.
Uno de las celebraciones más hermosas del año es la de la
Ascensión que acontece alrededor del tiempo en que el Sol pasa de
Tauro (Mayo) a Géminis (Junio). Entonces ocurre que los Seres
Celestiales, falange tras falange, se arrodillan en adoración ante la
exaltada presencia de Cristo y las mismas estrellas se juntan en una
sinfonía proclamando Su majestad y Su gloria. Durante esta fiesta
sagrada su radiación colma la Tierra con una refulgencia más allá de toda descripción, resplandeciendo ambos reinos físicos y espirituales. Dado que la naturaleza está en perfecta concordancia con las aladas corrientes crísticas durante los cuarenta días entre la resurrección y la ascensión, dicho periodo es de tal importancia espiritual que es un momento auspicioso para que un estudiante despierte dentro de sí mismo los poderes de la clarividencia, clariaudiencia y otros regalos del espíritu pertenecientes al verdadero discipulado.
A lo largo del mes de junio el Cristo se convierte en un canal de
radiaciones enviadas por los Serafines, la Jerarquía de Géminis. Allí el Cristo se contacta por medio del Espíritu Santo, el tercer aspecto de la Trinidad. Una de las notas- clave de Géminis es ACTIVIDAD; es también la nota clave del Espíritu Santo. Por medio de dicha actividad el Serafín desciende los misterios del Espíritu Santo al signo opuesto de Géminis, Sagitario, los Señores de la Mente. Ahí esperan el desarrollo y la iluminación del hombre al estado en que es capaz de entender y aplicar los poderes del Espíritu Santo en su vida diaria. Empero, en general al momento la humanidad no esta capacitada sino para afianzar levemente los misterios conectados con los principios y poderes de este tercer aspecto de la Trinidad.
EL TERCER TRIMESTRE
JULIO--AGOSTO—SEPTIEMBRE
Mientras en el mes de julio el sol entra en Cáncer, el Señor
Jesús asciende al propio hogar de Su mundo, el Mundo del Espíritu
de Vida, al que también le designan como el Plano Búdico. Éste es el reino donde la unidad y la armonía reinan supremas; también es la esfera de conciencia a la que los discípulos cristianos iniciales se
conectaron el Día de Pentecostés. Ésta va a ser una conquista para
la humanidad avanzada al final del presente Periodo Terrestre. Por
medio del concurso del Cristo Cósmico, aquí el Hijo o principio de la Palabra y el segundo Aspecto de la Trinidad, nuestro Señor Bendito, se relaciona con la Jerarquía de Cáncer, los Querubines. Estos Seres celestiales son los guardianes de los lugares sagrados de la Tierra y del cielo. Ellos guardan el mismo misterio de la vida. Bajo la guía del Señor Cristo este sagrado misterio es impregnado desde Cáncer hacia su signo opuesto, Capricornio. El acatamiento que se conoce eclesiásticamente como la Celebración de San Juan, el precursor de Cristo, acaece durante la estación del Solsticio de Verano.
En julio el alma de la Tierra se impregna de éxtasis total. El cielo
se arquea mientras que la Tierra es levantada en alto. En el
intercambio divino de las fuerzas espirituales, se consuma el
Matrimonio Místico entre el cielo y la Tierra. Durante un intervalo de cuatro días las corrientes de deseos se instilan de tal forma que las fuerzas espirituales se hacen progresivamente operativas. Entonces la Tierra literalmente se inunda con la blanca y pura luz del espíritu. El estudiante que aprende la manera de entonarse con este influjo poderoso recibirá un nunca soñado torrente de conciencia espiritual.
A medida que el Sol alcanza su punto más alto en su ascensión
más septentrional, Cristo igualmente asciende al reino espiritual que
bíblicamente se describe como el trono del Padre. En la terminología rosacruz a esto se conoce como el Mundo del Espíritu Divino, la morada del Dios de este sistema solar. Dios es Amor y Dios es Luz. AMOR y LUZ son las notas- clave de las Jerarquías de Leo, los Señores de la Llama, y unido a estos poderes del Padre, el primer aspecto de la Trinidad, el Señor Jesucristo trabaja con el poder supremo del Amor, la fuerza equilibrante de la Tierra. Así se convierte en el conducto para ese poder por medio del que hace rotar a la Tierra en sus ejes y la hace girar alrededor del Sol. Este poder de amor es descendido por las Jerarquías de Leo a su signo opuesto, Acuario. Consecuentemente, será el poder que estimule la Nueva Era Acuariana.
En esta estación las influencias cósmicas confieren la más
formidable ayuda al discípulo aspirante para hacer del amor la fuerza inspiradora de su vida. Es el momento de embellecer cada una de sus palabras, pensamientos y obras con esta magia del corazón. El capítulo tercero de II de Corintios, uno de los cimeros cantos de amor, es un mantram perfecto tanto para la meditación como para la emulación durante el periodo en que el Sol transita el regio signo de Leo.
En septiembre el Cristo Nuestro Señor regresa de la gloria de
los más altos cielos y comienza Su descenso hacia los reinos físicos.
A todo lo largo de este mes la belleza tierna y anhelante de la
naturaleza se manifiesta como en ninguna otra estación, pues el
Cristo circunda sobre la Tierra con el pesar sosegado que sintió como cuando lloró sobre Jerusalén hace mucho tiempo. Sus lágrimas fueron derramadas porque sabía de las largas épocas de dolor y sufrimiento por las que la humanidad debe pasar al haber escogido la oscuridad en lugar de la luz. Su inmenso corazón se acongojó frente a las nubes oscuras que abarcarían Jerusalén, el corazón mismo del planeta al que Él mismo se había dedicado en servicio y sobre el cual había derramado Su inmenso amor.
Septiembre es para el discípulo otro mes de preparación para el
estudiante. Una de las palabras claves de Virgo es SACRIFICIO. Un discípulo fervoroso, preparándose a sí mismo por medio del sacrificio y la abnegación para tomar parte en las fiestas religiosas entrantes de invierno, medita a menudo sobre la idea clave espiritual de Virgo: “Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos y el servidor de todos”.
EL CUARTO TRIMESTRE
OCTUBRE – NOVIEMBRE -- DICIEMBRE
Cuando El Sol entra en Libra, que anuncia el octubre venidero,
las doradas fuerzas crísticas llegan a los reinos terrenales a medida
que este Ser sublime comienza otra vez su sacrificio anual, un evento denominado como LA CRUCIFIXION COSMICA. En Romanos 8:22 San Pablo se refiere: “Porque sabemos que hasta ahora toda la creación está suspirando y como en dolores de parto hasta ahora” Siendo esta estación del Equinoccio de Otoño una época para que el discípulo renueve su diligencia en avanzar en la vía del Señor, a pesar de las vicisitudes y escollos que le puedan asediar en el sendero.
Durante noviembre el Espíritu de Cristo impregna el cuerpo de
deseo de la Tierra. Este es un tiempo propicio para la labor de
depuración de la naturaleza inferior del discípulo y que por tanto esté más apto para ayudar a los Admirables en su trabajo de
acendramiento del manto astral de la Tierra. Se necesita hacer
entonces un esfuerzo especial para convertirse en un servidor
conciente más eficiente en ambos planos externos e internos de la
vida.
En las etapas tempranas del desarrollo humano, las Jerarquías
de Escorpio, que presiden sobre el mes zodiacal de noviembre,
ayudaron a despertar el ego entronizado en el hombre y al hacerlo
lanzarlo al sendero de la individualización. Durante el presente estado de evolución del hombre, un discípulo que trabaja bajo la jurisdicción de los Señores de la individualidad (Libra) y de los Señores de la Forma (Escorpio), se ejercita en trocar la agresividad en humildad y sacrificio personal, el “yo” por el “nosotros”, es decir, realmente vivir el ideal de EL MAYOR BIEN PARA EL MAYOR NÚMERO.
La Estación de Adviento se extiende a lo largo del mes de
Diciembre y es anunciada como una Conmemoración de Luz. Los
impulsos espirituales de la estación preparan a la humanidad para el
vendaval de las fuerzas celestiales que acompañan el renacimiento
del Cristo Cósmico en nuestra esfera terrenal. Le sigue a este periodo la estación del Solsticio de Invierno que se prolonga desde diciembre 21 hasta el 24 y culmina el día 25, en navidad, el día más
profundamente reverenciado en toda la cristiandad. Nunca cesará
para los aspirantes el acatamiento festivo de este tiempo sagrado
hasta que el Cristo haya nacido dentro de nuestras almas. El éxtasis
espiritual que el discípulo experimente en este tiempo, estará
relacionado con el grado que haya alcanzado en esta etapa, y el gozo de la siempre creciente participación de la mezcla estacional de lo terreno y lo celestial se siente como en ningún otro tiempo del año.
FIN DE “LA BIBLIA, EL MIRÍFICO LIBRO DE LAS ERAS.”
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