domingo, 19 de noviembre de 2017

El Cristo Histórico - en you tube -

CAPÍTULO XXXVII
EL CRISTO HISTÓRICO

"Por esa razón también, Nuestro Señor, en los últimos tiempos, abarcando
todas las cosas dentro de Sí, viene a nosotros, no como podría venir, sino como
nosotros somos capaces de contemplarlo; porque Él podría haber venido en Su
incorruptible gloria, pero nosotros no hubiéramos podido nunca soportar la
grandeza de esa Su gloria".
Ireneo (185 d. C.)

"Jesús nació de la estirpe de David según la carne (Epístola a los Romanos
1:3) y, como Hijo de Dios, en cuanto a Su primera esencia"
Orígenes

"Tomó la forma de un siervo y, aunque Él era de una naturaleza invisible por
ser igual al Padre, tomó una apariencia visible y se le vio con aspecto humano".
Ibid

"El Unigénito Verbo de Dios, que es Dios de dioses, se despojó a Sí mismo,
según las Escrituras, descendiendo voluntariamente a lo que no era, y revistiéndose
con esta gloriosa carne. Se ha dicho después que fue muy exaltado y recibió el
nombre que está sobre todo nombre, como si, por causa de Su humana naturaleza,
no lo tuviera, y fuera casi como un favor. Pero, la realidad es que no se trató de un
donativo de algo que originalmente no le perteneciera. Nada más lejos de la verdad.
Debería mejor considerarse como una recuperación de lo que le perteneció desde el
principio substancialmente y, por tanto, como una gran pérdida. Por eso cuando, ya
encarnado, estaba sometido a la naturaleza humana, dijo: Padre, glorifícame con la
gloria que yo tenía, etc. (Juan 17:5), porque Él existió siempre en la gloria, con Su
Padre, antes de todos los tiempos y antes de la creación del mundo".
Hipólito

"Espera a Aquél que está más allá de los tiempos, eterno e invisible, que, por
nosotros, se hizo visible; que era intangible; que era inaccesible al sufrimiento y
sufrió por nosotros; que padeció de varias maneras por nosotros".
Ignacio, en su Epístola a Policarpo

"Él es, en todos los sentidos, también, un hombre creatura de Dios; y, por
ello, subsumiendo a toda la Humanidad dentro de Él, lo invisible se hizo visible, lo
incomprensible se hizo comprensible, lo imposible se hizo posible, y el Verbo se hizo
hombre".
Ibid

"Cristo es hombre y Dios, formado con ambas naturalezas para que pudiera
ser mediador entre nosotros y el Padre".
Cipriano


LA NATIVIDAD

En el comienzo de la evolución humana, relatada bíblicamente en la historia de Adán y Eva, la raza humana cayó bajo la influencia de los Espíritus Luciferes, y dejó de poder vivir en los planos etéricos o Jardín del Edén. Un descenso en su tasa vibratoria la proyectó a la condición material densa, aún existente, bajo la cual el hombre quedó sometido a los sentidos y sus consiguientes limitación y dolor. Hubo, sin embargo, algunos seres humanos que no sucumbieron a las tentaciones de los Luciferes, sino que permanecieron como ángeles puros. Entre ellos estaban esos egos sublimes que conocemos como el Maestro Jesús y Su perfecta madre, la bendita María. Por eso, en la Asunción, María pudo ser trasladada fácilmente del plano físico al etérico. Los ángeles no tienen ni siquiera idea de la pasión humana, así que María, estando libre de manchas terrenales, se encontraba en su hogar con los ángeles.

Aquella santa noche en que el ego, a quien conocemos como Jesús, vino a vivir a la Tierra, las fuerzas espirituales que lo acompañaron fueron tan poderosas que, a pesar del transcurso de miles de años, continúa resonando su eco, en conmemoración de aquel nacimiento. La elevada fuerza espiritual que envolvió al Planeta en aquella maravillosa ocasión, ha sido la causa de numerosas y hermosas leyendas. Se ha dicho que los rosales florecieron repentinamente, en medio de la nieve; que extrañas flores encantadas, portadoras de rostros angélicos grabados en sus pétalos, brotaron con superabundancia; que, en los establos y campos de todo el mundo, el ganado se arrodilló como en oración, mientras los ángeles entonaban un himno de paz y buena voluntad entre los hombres.

LA PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO

Repetimos que cada acontecimiento en la vida del Maestro, representa una etapa en el Sendero del Discipulado. La Presentación en el Templo representa la dedicación. Un aspirante se rededica a sí mismo muchas veces, obteniendo cada vez más profunda comprensión, y recibiendo mayores compensaciones espirituales.

Ana y Simeón eran ambos iniciados del Templo. Poseían la facultad de leer en el registro akásico o Memoria de la Naturaleza. Allí supieron de la sublime misión del Maestro Jesús y de la parte que le correspondía a María en su desarrollo. María era capaz de leer, aún más allá, en esos registros. Previamente, había comprendido algo de la misión del Maestro, pero entonces comprendió el sacrificio que suponía y el dolor y sufrimiento que le iba a proporcionar. Esta fue la espada que atravesó su corazón. Los misterios de los Siete Dolores de la Virgen Bendita empiezan con la Presentación en el Templo.

LA HUÍDA A EGIPTO

La Biblia es el más hermoso libro de Angeología. Fue un ángel quien dijo a José que llevara al Santo Niño y a Su madre a Egipto, y los ángeles les acompañaron durante el trayecto. Cuando el peligro pasó, los ángeles los acompañaron, de regreso, a su hogar de Nazaret. La anunciación de los nacimientos de Jesús y de María fue llevada a cabo por ángeles. Durante la infancia de María, su hogar fue un santuario angélico. Los ángeles fueron sus compañeros y maestros durante sus años en el Templo. El momento de su tránsito de esta esfera terrestre, fue anunciado por los ángeles. Y, en su Asunción, se elevó para vivir en el plano de esos espíritus luminosos.

No sólo fue proclamado por los ángeles el nacimiento de Jesús, sino que Su niñez estuvo protegida por su santa presencia. Ellos derramaron sus bendiciones en el momento del Bautismo, y prestaron su fuerza a Cristo Jesús, en el momento de la Tentación. Revolotearon entre las glorias de la Transfiguración, y aparecieron en las sombras de Getsemaní. Derramaron sus bendiciones sobre el Gólgota, su gozo en la Resurrección y, tras la Ascensión, proclamaron la alegre noticia de que volvería otra vez.

El ministerio de los ángeles sobre el mundo es hermoso y variado. Elevan, fortalecen y bendicen de mil maneras diferentes. Desgraciadamente, sin embargo, pocos hombres tienen conciencia de su proximidad o de su ayuda. Las mareas del mundo sensible han crecido tanto, que han cegado los ojos de las masas, incluso hasta para evitar que crean en la existencia del mundo angélico. Los niños son conscientes, con frecuencia, de la presencia de los ángeles, y disfrutan de su amante protección; pero, a medida que pasan los años y sus mentes se van centrando más y más en las cosas del mundo terrenal, las amables visiones parece que se evaporan o son consideradas como extravagancias de la imaginación. Sólo castidad y pureza pueden restablecer su clara visión. Si todos fuésemos lo puros que eran el Maestro Jesús y Su bendita Madre, los ángeles y los hombres se confundirían en una vasta y gloriosa hermandad. "Sólo los puros de corazón verán a Dios", es el dictado Bíblico.

E, igual de cierto es que sólo los puros de corazón verán y se comunicarán con los ángeles.

EL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO

La Sagrada Familia permaneció tres años en Egipto. Muchas y muy hermosas son las leyendas concernientes a la vida y obras del joven Jesús, durante aquel tiempo. Estaba en tal sintonización con la Mente Una, el inmanente poder de Dios, latente en toda cosa creada, que, lo que quiera que tocase o mirase, quedaba imbuido de nueva y vibrante vida. La leyenda narra que modelaba pájaros de barro que comenzaban a vivir y echaban a volar cuando les imponía las manos. Curó leprosos e hizo que los lisiados caminaran y que los ciegos vieran, y arrojó de muchos las entidades obsesoras. En todo momento y en todo lugar, Su presencia era una bendición para todos a quienes se acercaba.

Concluidos los tres años, la Sagrada Familia retornó a su hogar de Nazaret.

Luego, como era su costumbre, María y José fueron a Jerusalén para la Pascua. Para entonces, Jesús había cumplido ya los doce años, así que lo llevaron con ellos.

Cuando los días de fiesta terminaron, emprendieron su viaje de retorno. Al detectar la ausencia de Jesús, pensaron que estaría con los demás niños de su grupo; pero, cuando llegó la noche y no lo encontraron, regresaron a Jerusalén a buscarlo. "A los tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores". ¡Cuánto ocultan estas palabras, y cuánto revelan!. En los antiguos Misterios, las ceremonias de la Iniciación se extendían durante tres años, y la Iniciación siempre estaba relacionada con el Templo. Jesús había alcanzado la edad que marca el nacimiento del cuerpo de deseos o cuerpo astral. Como su deseo era la pureza en sí, ésta emanaba un aura dorada que hacía que, hasta los sabios, se maravillasen de su brillo.

Jesús volvió a Nazaret con sus padres y les fue obediente. "El niño crecía y se desarrollaba fuerte de espíritu y lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él".

Desde los dieciocho hasta los treinta años, enseñó y sirvió. En muchos países todavía se cuentan historias de un encantador joven Maestro que ejecutaba trabajos milagrosos y "exteriorizaba una sabiduría tal, que nunca antes había sido accesible a las mentes humanas". Desde China, Egipto, Babilonia, India, Grecia, Persia y otros países, en los que existían Templos de Misterios, llegan esos relatos admirables. "Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres".

EL BAUTISMO


Uno de los patrones numéricos más frecuentemente citados en la Biblia es el doce y uno. 

En el cielo hay doce signos zodiacales que circundan al sol central. En el gobierno esotérico del mundo hay doce Grandes Maestros alrededor del Cristo Cósmico. Cristo irradia Su amor y Su sabiduría infinitos, sobre cada uno de esos Maestros, quienes les dan expresión, adaptada a la época y a las diferentes clases de gentes a las que están para servir. Una vez que este origen universal de todos los sistemas religiosos sea conocido, la separatividad dará paso a la unidad entre los seguidores de las distintas doctrinas. Cristo es, en obra y en verdad, lo que Él mismo declaró, cuando dijo: "Yo soy la luz del mundo" y "nadie llega a mi Padre sino por Mí". Esta verdad liberadora es el tema dominante del tercer tomo de la Interpretación de la Biblia para la Nueva Edad que es, quizás, el más significativo de la serie.


El tema principal del Antiguo Testamento es la vida de Jacob, rodeado de sus doce hijos. Su influencia se extiende a todos los Libros que lo componen. El tema central del Nuevo Testamento lo constituyen Cristo y Sus doce discípulos. Su influencia se extiende, también, a todos los textos que lo forman.

El sublime acontecimiento denominado el Bautismo, marca el inicio de la era de Cristo en la Tierra. Larga y cuidadosa fue la preparación de este portentoso suceso. Como ya se ha dicho, dos altos Iniciados del Templo, Joaquín y Ana, fueron elegidos por la angélica anunciación para convertirse en los padres del más elevado Maestro que nunca jamás vino al mundo en cuerpo femenino: La bendita María. Con su asistencia y la de los ángeles, el Maestro Jesús construyó el más puro y perfecto cuerpo que se podía formar con materia física, cuerpo que abandonó al glorioso arcángel Cristo en el momento del Bautismo, cuando los cielos se abrieron y se oyó la voz de Dios, bendiciendo a este exaltado ser que, desde ese momento, actuó en la Tierra como Cristo Jesús (o Jesu-Cristo). Sin embargo, ni siquiera aquél, el más perfecto vehículo físico, podía soportar, por largo tiempo, la tremenda radiación de un espíritu arcangélico. Se hizo necesario, por ello que Cristo Jesús se saliera de él, frecuentemente, por algún tiempo, para que Su cuerpo físico fuera restaurado. Entre
los que atendían estas necesidades, se encontraban los Esenios, una secta santa que, durante varios siglos, había estado haciendo preparativos para la venida del Señor.

El Maestro Jesús, como consecuencia de su supremo sacrificio, se convirtió en "el primer fruto" de la Humanidad. Él ha continuado activo, desde entonces, trabajando desde los planos espirituales, especialmente con toda organización, todo grupo y todo individuo que acepta a Cristo como Salvador del Mundo. Él estará con Cristo, de nuevo, cuando Éste establezca la Nueva Dispensación, como estarán los discípulos María y José, los santos y los primeros seguidores de la iglesia cristiana.

"Quien lo desee" puede venir. Este ofrecimiento de Cristo no se hizo sólo para la gente de aquel tiempo; es aplicable a toda persona, cualesquiera que sean su edad y clima, raza y nación. Quienquiera que lo desee, puede venir y prepararse, mediante la pureza y la vida espiritual, para contarse entre los pioneros que serán juzgados dignos de retornar con Cristo y de ayudarle a establecer la Nueva Dispensación, el edificio del nuevo cielo y la nueva Tierra.

EL MISTERIO DE LOS CRISTOS

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