PARTE II
DIOSES, TITANES Y REDENTORES
La historia de la Caída se encuentra relatada de varias maneras en la mitología griega.
Desde el punto de vista oculto, la Caída tuvo lugar en la que llamamos Época Lemúrica, que fue la Tercera Época del Período Terrestre. Fue precedida por las Épocas Polar e Hiperbórea que, juntas, corresponden a los Edad de Oro de la leyenda griega. Hiperbóreas estaba situada en el Norte Celestial. Una inmensa raza de gigantes y cíclopes poblaban la Tierra en le Época Hiperbórea. El hombre era de gran estatura. Era semejante a las plantas en su crecimiento, no habiendo aún desarrollado el Cuerpo de Deseos. Cíclopes significa "con un sólo ojo", refiriéndose a la glándula pineal, que era entonces el órgano de la visión del hombre y no un órgano aletargado como ocurre ahora. La conciencia del hombre era, por tanto, totalmente subjetiva y veía el mundo exterior sólo como un sueño reflejado en la superficie del estanque de su conciencia interna, mientras que a las jerarquías celestiales y a los demonios terrestres los percibía vívidamente.
Hemos visto cómo, contraviniendo todos los mandatos de Júpiter, que representa la ley cósmica, Prometeo robó el fuego del cielo, prendiendo una antorcha en el carro del sol y trayéndola al mundo en beneficio del hombre. Aquí tenemos la historia del mal uso de la fuerza vital creadora de que el hombre es portador, causa de la pérdida del Edén por Adán y Eva. Prometeo fue condenado por Júpiter a la crucifixión sobre un negro acantilado en el Cáucaso, donde un buitre le devoraba cada día el hígado, que le volvía a crecer durante la noche, de modo que la tortura no tenía fin. Y esto es significativo porque precisamente el cuerpo de deseos está centrado en el hígado.
Pero ni siquiera el poderoso Júpiter podía matar a Prometeo el Titán, porque éste estaba en posesión de un secreto, desconocido incluso para el legislador de los cielos, un secreto tan vital que concierne, tanto a Júpiter como a los demás dioses. Esotéricamente vemos en esto una referencia a la octava constelación, Escorpio, que posee el secreto de la regeneración y, consecuentemente, de la vida eterna y sin la cual incluso los poderosos dioses perecen. Por ello el Titán sufrió y resistió bajo la ley de causa y efecto pues, por haberse mezclado en asuntos humanos, no puede abandonarlos hasta que el que el Gran Trabajo de nuestro Día ce la Creación sea concluído mediante la inspiración de los Señores de la Forma.
Algunos poetas-filósofos griegos posteriores no quedaron satisfechos dejando su leyenda de Prometeo con el Titán crucificado sobre una roca negra. A diferencia de los judíos que regresaron a Palestina tras el exilio en Babilonia, los griegos no tenían ningún horror religioso a la serpiente. Y así figura como el atributo de Marte en la leyenda de Cadmo; de Atenea en la de Triptolemo, en la que se asocia íntimamente con Deméter y Perséfone; de Mercurio en la historia del Caduceo y en todas las doctrinas herméticas y alquímicas; y en la de Dióniso en la historia de su nacimiento. Prometeo fue venerado como un héroe de la cultura, dador de las artes y las ciencias. El temperamento antiartístico de los judíos de aquel tiempo se debía al miedo a la idolatría. Si Fidias, un profundo y devoto creyente en los dioses, que tan bellamente representó, hubiera nacido en Judea, su genio hubiera sido condenado como el espíritu del maligno, inductor del creyente hacia la adoración de ídolos mediante una demoníaca belleza.
Prometeo, así se creía, había descubierto el remedio para la vejez cuando estuvo en los cielos para robar el fuego. Pero le fue robado, a su vez, por una serpiente cuando se lo llevó a la tierra, serpiente que no es sino su propio atributo, reminiscencia de su pertenencia a la raza de los Titanes, un ejemplo del activado atributo de un dios, tal y como se representa frecuentemente por los artistas y escultores, quieta junto a su poseedor. Esotéricamente, observamos que las serpientes se renuevan a sí mismas desprendiéndose fácilmente de su vermicular camisa; pero el ser humano ha de sufrir los males y clamar por la edad de oro, hasta que recobre el fuego robado y lo restituya a los cielos de su conciencia interior.
La historia de la Redención de Prometeo se encuentra en la leyenda de Quirón, el centauro.
Los centauros eran un pueblo fabuloso que vivía en las llanuras de Tesalia y en los bosques del monte Polión. Se decía que tenían el cuerpo de un caballo con la cabeza y los hombros de un hombre.. El más célebre entre los centauros fue Quirón, que vivía en una cueva en la cima del monte Pellón. Fue allí donde todos los héroes míticos de Grecia acudieron para ser instruidos. Hércules, Jasón, Cástor, Pólux, Esculapio y Aquiles se cuentan entre los famosos discípulos que acudieron a beber sus maravillosos conocimientos, relativos particularmente a las estrellas. Esto es de especial interés para los estudiantes de astrología ya que Quirón, a su muerte, fue colocado en los cielos como la constelación de Sagitario, que gobierna la mente abstracta, esa mente que posee la capacidad de elevarse sobre el mundo de los sentidos hacia las puras esferas de la razón y la visión intuitiva.
Un día, así lo relata la antigua leyenda, Hércules, el héroe solar, abrió la funesta tinaja de vino y el olor de ella emanado, llenando el aire, atrajo hordas de espíritus malignos que lucharon furiosamente por obtener su posesión. El vino simboliza la materialidad, el hombre situándose bajo el dominio de la mente inferior o "mortal". La Humanidad de la presente Quinta Raza, representada por Noé, plantó la primera viña y, hasta ahora, el hombre materialista está siendo dirigido por el dominante falso espíritu del vino, el espíritu de la decadencia. Y le será imposible conocer completamente el poder totalmente espiritual de la mente abstracta mientras siga siendo adicto al empleo de intoxicantes.
Hércules se las arregló para matar a la mayor parte de esos espíritus malignos mediante flechas que había bañado en la sangre de la por él vencida Hidra pero, accidentalmente, hirió a Quirón. Esotéricamente esto significa que para salvaguardar la mente superior de los efectos del mal debemos, como San Pablo advertía, "orar sin cesar". Cualquier herida, aunque leve, que inoculara el veneno de la Hidra, era necesariamente mortal. Aunque Quirón era inmortal y, por tanto, no podía morir, al volver a su cueva, oró a los dioses pidiéndoles que le privasen de su inmortalidad para quedar así liberado de sus sufrimientos. Y pidió también que fueran éstos aceptados como una expiación en favor de Prometeo. Júpiter se sintió por fin tan profundamente conmovido por los sufrimientos del centauro que escuchó sus plegarias y aceptó sus sacrificio en favor de Prometeo el Titán.
Júpiter representa aquí, como siempre, la ley cósmica, como ocurre con Jehová en la Biblia. Hércules entonces se dirigió al precipicio donde Prometeo se hallaba encadenado, mató al buitre - rompió sus cadenas - y lo liberó. Quirón, libre al fin de sus sufrimientos, fue situado en los cielos y los embelleció con estrellas.
Mitológicamente, Sagitario se ve en la esquina de la corriente de estrellas que apunta, a través de sus nieblas de luz, ala gran estrella roja Antares, que brilla en el corazón de Escorpio. Ovidio dice: "El arquero apunta a Escorpio con su arco". En el Génesis, 49:17, cuando Jacob está bendiciendo a sus doce hijos, dice con relación a Escorpio: Dan será culebra en el camino, áspid en la senda, morderá al caballo en la pezuña y el jinete será despedido hacia atrás.
Prometeo el titán, creador de la Humanidad, de acuerdo con el lado formal de la naturaleza es el Lucifer de la leyenda hebrea. Vulcano, como Prometeo, un dios del fuego, es otro dios caído y en esa caída representa otra faceta de Lucifer, brillante como una gema. Vulcano era herrero, un trabajador del metal, un constructor. Fue su mano la que confeccionó el palacio de Apolo "más allá del amanecer", la amable forma de Pandora sobre el monte Olimpo, todas las hermosas y brillantes moradas de dioses y diosas. Esas moradas que, en su totalidad, constituyen el universo visible.
La razón de la expulsión de Vulcano de los cielos por Júpiter se nos da en dos pasajes distintos de Homero y las dos versiones no son completamente consistentes. Según una, él se atrevió a defender a Juno de la ira de Júpiter y fue por ello expulsado. Según la otra, a Juno le molestaba la deformidad física que representaba su cojera, y lo expulsó. Estuvo todo el día cayendo y, por fin, se posó en la isla de Lemnos que, por esta causa le fue consagrada.
"De la mañana hasta mediodía cayó, desde mediodía hasta el anochecer lleno de rocío, un día de verano y con el sol poniente, descendió desde el zenit como una estrella fugaz a Lemnos, la isla egea".
El caído Vulcano es el Hiram Abif de la leyenda masónica, que construyó el templo de Salomón (el sistema solar). En la Humanidad, es Caín, que hacía crecer dos hojas de hierba donde había una. Es Túbal-Caín, pues es el prototipo del artesano. Se dice que fabricaba doncellas de oro para que le ayudaran en la fragua y que el la Humanidad son las bellas hijas de Caín, amadas por los ángeles rebeldes de la segunda guerra de los cielos (tal como la cuenta la leyenda, no la Escritura). En la naturaleza, las doncellas de oro eran los espíritus de la naturaleza, que trabajan en el luminoso éter. Suyo es el fuego que arde en la fragua de la naturaleza, visible para la "nueva vista". Cuando la tierra se impregna con las lluvias de primavera, la llama rosa anaranjada de la vida se puede observar elevándose más y más en el reino vegetal, como un claro brillo parpadeante al que no afectan las tormentas perceptibles por los sentidos externos. Todas las colinas cubiertas de césped no son sino una llama y el matorral ardiendo es la norma en la naturaleza y no la excepción. Los pájaros también muestran este exceso de vida en primavera y tienen interiormente el aspecto de centros luminosos rojo-dorados que tienen su correspondencia musical en los gorjeos que brotan como oro molido de sus gargantas. Este fenómeno lo encontramos de nuevo en la leyenda de Narciso, mientras que sus aspectos opuestos se encuentran en la sagrada leyenda de Diónisos y Orfeo, ambos asociados al equinoccio de otoño, lo mismo que Perséfone y Narciso lo están al equinoccio de verano.
A Vulcano se le llama el menos hermoso de los dioses, pero la leyendo no nos da la explicación. Unos dicen que fue expulsado del Olimpo a causa de su deformidad física; otros, que ésta fue consecuencia de su caída. De lo cual las personas imaginativas habrán inferido que fue un feo enano. Por eso los artistas cristianos medievales pugnaban entre ellos pintando la fealdad de Satán y hasta se cuenta que uno de estos artistas, estando un día trabajando en esa representación de Satán, comprobó repentinamente que el objeto de su obra estaba realmente ante él. Satán le reprochó agriamente por representarlo de aquella guisa y el desgraciado artista se volvió loco y nunca más recobró la razón.
El mítico sacrificio de Prometeo fue lo que inspiró el drama de Esquilo "Prometeo encadenado", en el cual, Esquilo, vidente e iniciado en los Misterios de Eleusis, expresa profunda simpatía por los sufrimientos del titán. El inglés Shelley, utilizándolo como un símbolo de la Humanidad, compuso un drama poético en el cual retrata al hombre como liberado de la esclavitud del mal. El Cristianismo Esotérico enseña también la liberación de la Humanidad del yugo de la materialidad, como se expresa en la historia de la Serpiente en el Desierto que Moisés hizo colocar en lo alto, ante los hijos de Israel para quien la mirase, quedase libre de la muerte.
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del libro LA MITOLOGÍA Y LA BIBLIA por Corinne Heline
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