Capítulo VIII
El Sendero del Neófito
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Los Seres celestiales inundan los éteres de la Tierra con sus divinas radiaciones en cada uno de los cuatro Festivales Sagrados y en esas Épocas Santas los Grandes Compasivos encarnan, para guiar a la Humanidad hacia el Santuario del Templo de la Luz Cósmica.
Hemos dicho que la conmemoración de los Festivales de Equinoccios y Solsticios se originaron a los comienzos de la raza humana. Así vimos que Rama, uno de los primeros mensajeros avatares que vino a la humanidad, recibió su Iluminación en la noche del Solsticio de Invierno y por su fuerza sanó a todos los que vinieron a Él. También creó los Ceremoniales Sagrados para celebrar esa fecha de júbilo que llamó la "Noche Santa". La fecha en que Rama estuvo encarnado se pierde en la niebla del amanecer de la civilización, pero su trabajo no, nunca se perderá.
El Solsticio de Invierno se celebraba en Roma como las Fiestas de Saturnalia, con las Bodas Místicas dramatizando el matrimonio de Cibeles (la Tierra), con Attis (el Sol).
La salida ceremonial de estas dos figuras principales de la alcoba nupcial, representaba el nuevo nacimiento (Iniciación), del recién Iniciado desde la caverna santuario de la Diosa Madre; esto ocurría entre el regocijo de amigos y compañeros que ya habían pasado por similar experiencia.
En Egipto, el solsticio de Invierno era celebrado con grandes ceremoniales y ostentación, dando homenaje a la Divina Madre Isis y a su recién nacido Horus. El nuevo Iniciado salía de la capilla cantando "La Virgen parió, la Luz está creciendo".
La Noche Santa en Grecia era celebrada con cánticos en la clave de Capricornio para el acompañamiento de la flauta. Cuando cantaba el gallo, los Neófitos descendían con antorchas a la capilla subterránea y rendían reverencia a la imagen de un bebé recién nacido que tenía en la frente, manos rodillas y pies una reluciente cruz de oro. El Bebé era transportado en procesión en derredor del Templo Interior por siete veces y luego volvía al Templo subterráneo mientras el coro cantaba: "A esta hora, hoy, Koré (la Virgen), parió a Aeón. (La nueva Edad, o año recién nacido).
Hipólito reflejó correctamente que la celebración de la Natividad en el solsticio de Invierno se basaba en el "Plan de las Edades".
Mientras el rito pertenece a tiempos inmemoriales, la fiesta de la Pascua Navideña tuvo su primera celebración al comienzo de la civilización Arya. El prototipo de nuestro árbol navideño fue un "árbol del Sol celestial". Fue en la rarificada atmósfera de Aryana que el Sol se elevó con claridad y el hombre de ese tiempo aún era capaz de percibirse en su aspecto espiritual correlativo bajo los dardos de luz espiritual que los Seres Trascendentales insuflaban sobre la Tierra. Las gentes de entonces comparaban esos rayos de luz con un pino poderoso del que se extendían ramas. Hay una tradición en la India (los Aryanos en India fueron la primera raza de la época Arya), de que "en el centro de la Tierra se alza el árbol del Sol, que al amanecer emerge de la Tierra; según el sol sube hacia el cenit, éste crece en el aire hasta que sus ramas alcanzan al Sol al mediodía en lo alto de los cielos y que disminuye con el declinar del día hasta que al anochecer se hunde de nuevo en la Tierra".
De una u otra forma, la leyenda de dicho Árbol del Mundo se encuentra en casi todos los países y su origen puede ser seguido hasta este místico Árbol de Luz.
Era acorde con el "Plan de las Edades" que la Misa de Cristo fuera celebrada en la Santa Noche del Solsticio de Invierno, cuando Jesús, el Señor del Amor, descendió a la tierra para darle al hombre los nuevos Misterios de Cristo, mediante los cuales mostrarle cómo desenvolver dentro de sí el viviente Árbol de la Vida; mostrando también cómo imprimir sobre su cuerpo, mediante el Amor y el Sacrificio, los símbolos dorados del Bebé de la Grecia.
Fue de estos mismos Misterios que San Pablo habló cuando dijo: "Llevo sobre mi cuerpo las marcas del Señor Jesús" Pablo no se refería a los golpes y cardenales infligidos sobre su cuerpo físico por sus perseguidores, como afirman nuestros amigos ortodoxos que se interpretan sus palabras; él se refería en cambio a las marcas o señales del Árbol de Luz y sus ornamentos estrellados, iluminados en el interior de su aura por el Cristo Resucitado a quien encontró en el Camino de Damasco. Fue este cuerpo de luz, o cuerpo estelar el cual describió luego como el cuerpo celestial y es siempre este cuerpo estelar o celestial el que lleva las marcas de Cristo, a veces superpuestas sobre el cuerpo terrenal como estigmatizaciones visibles para todos.
Paracelso afirma que cada constelación en los cielos está dentro del hombre:
"El Sol está en el corazón", escribió, "(y los) otros planetas del sistema solar dentro de su cerebro".
En la Noche Santa, cuando se abren las Puertas del Templo y destellan las luces del Altar, cuando el Himno de Capricornio se escucha entre el tintineo de las campanas de Navidad repicando desde lo profundo del Espacio, el Neófito que es encontrado "digno y bien calificado" a causa del Nacimiento de Cristo en su interior, aprende el verdadero sentido de la Misa de Cristo -La Misa del Gallo - o la Fiesta de la Luz Interna.
Poderosas corrientes de fuerza espirituales pasan por la Tierra desde la Noche Santa hasta las doce noches posteriores a ésta, siendo muchas y grandiosas las actividades en los planos internos durante ese intervalo. En los primeros tiempos de la Era Cristiana, la Iglesia concluía su celebración esotérica de mediados de invierno al concluir esa Doceava Noche con el Rito del Bautismo, una de sus más exaltadas iniciaciones.
El Neófito moderno, que ha conocido la iluminación, sabe que durante ese intervalo sagrado es posible penetrar en íntima comunión con los Seres Divinos.
Pero antes y luego de la Venida de Cristo, el profundo significado oculto del Solsticio de Invierno ha sido expresado en las grandes literaturas del mundo. Llamamos la atención particularmente a las bellas líneas de Shakespeare en su "Hamlet"
"Algunos dicen que cuando la Estación regresa
en que de Nuestro Salvador el natalicio celebramos
el pájaro de la mañana la noche entera canta.
Y entonces, dicen ellos, los espíritus no osan asomar,
las noches son saludables, los planetas no golpean,
los elfos no sorprenden, ni las brujas pueden hacer daño,
de tan Santa y Benigna que es la fecha"
* * *
del libro "Portales Estelares"
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