miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Sendero del Discípulo - Transfiguración - en you tube -

Capítulo XIV
El Sendero del Discípulo
Transfiguración

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Para el Discípulo, quien conoce algo de los profundos aspectos del Festival de la Pascua por experiencia de primera mano, ésta es la gloriosa Estación de la Transfiguración.
En la cual, él, siguiendo los patrones de la naturaleza de mezclar las Aguas de Piscis con los fuegos de Aries para producir la marca de la Resurrección, aprende a unir el depurado fuego de los deseos con las purificadas emociones y a verter dicho fuego líquido, este aurum potábile, el oro potable de que hablaban los alquimistas, en el Cuerpo de Alma de su propia Resurrección o Iniciación.
El no sólo observa meramente el ceremonial externo de la elevación del Sol Pascual como la mayoría de los cristianos y aún el Neófito, sino que contempla con el ojo del espíritu la Gloria del Ascendente Arcángel Cristo. El está agudamente consciente en la mañana de Pascua de Su cercanía; se baña en el derramamiento de Sus bendiciones y se siente a sí mismo uno con la poderosa corriente de Amor y Compasión que se vierte sobre la renaciente Tierra.
El conoce que esto da la capacidad para confeccionar el Vestido de Luz del alma, llamado Cuerpo de Alma, y de funcionar en éste en los Mundos Espirituales, lo que constituye el trabajo del Discipulado en los Misterios Pascuales. Habiendo alcanzado esto, él deviene en el más bendecido de todos los trabajadores de la Viña del Señor, el auxiliar Invisible Consciente. Como tal, ya no está más impedido por limitaciones físicas de tiempo y espacio, sino que es libre para responder a las llamadas de los sufrientes en tierra, mar y aire y durante todas las horas del día y de la noche. El se da a todos en Amor y Servicio y es compensado de regreso por el supremo don de la Iniciación de la Nueva Época: "la capacidad de viajar por países extranjeros", donde aprende las nuevas artes y oficios del espíritu.
El Auxiliar Invisible Consciente tiene ésta como su oración nocturna en cada noche: "Mientras mi cuerpo descansa en la paz del sueño, pueda yo ser encontrado trabajando fielmente en la Viña de Cristo, pues mi espíritu no necesita descanso".
En la belleza trascendente del Ceremonial de la Pascua, en los Planos internos, el Discípulo ve a muchos de aquellos que aún están encarnados , que al igual que él han merecido el raro privilegio de funcionar en el radiante vestido del alma y se desplazan triunfantes, como estrellas resplandecientes, entre los Coros de las Huestes Angélicas.
El trabajo del Auxiliar Invisible fue también parte del Discipulado en la primitiva Iglesia Cristiana, aunque esto fuera hace mucho olvidado; y fue que, presenciando tales trascendentales espectáculos pascuales, como hemos descrito, lo que movió a los Iniciados a saludarse unos a otros en la Pascua con las palabras: "Cristo es nuestra Luz".
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del libro "Portales Estelares"

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