Los Grandes Misterios
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Hoy existen cinco Escuelas que ofrecen los Cuatro Grandes Misterios. De dichos Cuatro Grandes Misterios, o Iniciaciones, el primero confiere la inmortalidad (Adeptado) al Iniciado que ha obtenido las Nueve Iniciaciones de los Misterios Menores de que se hablara anteriormente. La primera Gran Iniciación eleva al Iniciado hasta la divinidad; pero aún los dioses no son libres. Tres Grandes Iniciaciones se requieren antes que el Adepto alcance la total Liberación.
Los Grandes Misterios de la Hélade eran un avance de los Grandes Misterios de la era Cristiana.
El intervalo de preparación entre el completamiento de los Nueve Grados de los Misterios Menores de Eleusis, y la recepción dentro de los mayores era para algunos candidatos de alrededor de cinco años.
Referente a esto último, el Emperador Juliano escribió: "Celebramos los Grandes Misterios de Ceres y Proserpina (Perséfone) durante el Equinoccio de Otoño para obtener la ayuda de los Dioses, para que el alma no experimentara la acción maligna de los poderes de las tinieblas, para que tuviéramos control y dominio sobre la naturaleza".
Clemente de Alejandría, el renombrado Maestro - Iniciado de los primitivos Cristianos, dijo que lo enseñado en los Grandes Misterios concernía al Universo y era la perfección y cumplimiento de toda instrucción, donde las cosas eran vistas como eran en la naturaleza y, además, en donde todo el trabajo de Natura había sido conocido.
Luego de ciertos exámenes preparatorios y vigilias, el candidato era introducido a la Gran iniciación, un trabajo que concernía primordialmente con los eventos de los Misterios Nocturnales. En este Rito, el candidato debía pasar solo, calmado y firme por medio del valle de las sombras de la muerte. esta Iniciación y su resultado le había sido descrita en la historia de Perséfone, la que anualmente visitaba el mundo subterráneo desde donde luego retornaba, trayendo consigo la brillantez y fecundidad del verano; igualmente, el candidato debía pasar desde el valle de la muerte hacia la iluminación de la vida resucitada.
Cuando el velo finalmente era retirado, la suprema y última experiencia del candidato era contemplar a la Diosa Ceres en todo su esplendor dorado, que llenaba el Santuario con una luz deslumbradora y el corazón del devoto de inefable bienaventuranza.
Luego de ello, él siempre llevaría consigo algo de aquella radiación divina, y bajo cualquier circunstancia sería capaz de recibir consuelo y sabiduría de la Diosa Madre.
Los Misterios Cristianos siguieron un proceder semejante. Cristo Jesús pasó por la Cruz dentro de la oscuridad del infierno, allí trabajó con los espíritus angustiados antes de que El conociera Su triunfo de la Mañana de la Resurrección. Los santos hombres y mujeres de la historia de los Evangelios participaron con El de estos Rituales Místicos.
En los Grandes Misterios de Eleusis, el Rito final o de Resurrección, era conocido como el grado de Perfección. Aquí el Iniciado se enfrentaba a los trabajos de la naturaleza y era capaz de entender algo del completo significado de las sagradas Estaciones.
en armonía con el flujo y reflujo de la vida en la naturaleza, percibía la dimensión de las sombras, que significan la existencia física y la amplitud de la luz, que es la liberación del cuerpo y la entrada a los Mundos Celestes. De este modo aprendía que nacer significa realmente morir y que muriendo es volver a nacer de nuevo. El objeto real de la Iniciación es participar de las aguas de vida eterna aquí y ahora, de modo que la consciencia pueda continuar ininterrumpida y la muerte (olvido, Leteo) no pueda alcanzarnos más. Esta era la gran adquisición de que hablaba Pablo cuando describió los cuerpos naturales y los celestiales y cantó con júbilo al comprenderlo: "Oh, muerte, ¿dónde está tu aguijón? ¿Oh, sepulcro, ¿dónde tu victoria?"
Un Iniciado de los Grandes Misterios Eleusinos escribió: "Me acerqué a la mansión de la muerte, con mi pie presioné sobre el umbral del palacio de Perséfone; fui transportado a través de los elementos y traído de vuelta. A medianoche, vi brillar la luz del Sol resplandeciente. Estuve en pié ante la presencia de los Dioses, lo exaltado de los Cielos y las sombras, debajo, se detenían cercanas en reverencia."
La veneración conferida a Ceres, la Madona del Grano, a través de toda la Grecia, era debida a que esa deidad representaba a Virgo, la Virgen de los Cielos, que poseía el secreto de la fecundación y germinación, como simboliza su bien conocido emblema, las gavillas de trigo.
Estos secretos eran impartidos por ella a sus bien amados hijos e hijas que resultaban ser merecedores para seguirla dentro del sanctum de los Misterios.
Virgo, la zodiacal Diosa Madre, era la deidad guardiana de Grecia. Fue su influencia femenina la que guió a los griegos para llegar a ser mundialmente famosos veneradores ante el altar de la belleza. Tan etéreas y exquisitas emanaciones se perdieron cuando la humanidad se hundió en el abuso de los obscenidad. Con la llegada de la Sexta Raza, no obstante, los egos de Grecia reencarnarán en gran número y una vez más, bajo el tutelaje de Virgo, alcanzarán grandes alturas en el ministerio de los bello.
Nacimiento, Muerte, Resurrección y Ascensión las notas alternantes de las cuatro Santas Estaciones y son también las claves de Iniciación en los Misterios de Cristo.
El drama cósmico mundial que es desempeñado de año en año es una lucha por la supremacía entre las fuerzas de la vida y de la muerte, de la sabiduría y la ignorancia.
Sobre los alternantes ritmos de la caída y la resurrección de la Fuerza de Vida Cósmica fue formulada la Iniciación de Eleusis, representativa de la muerte mística y de la también mística liberación. "Su muerte trajo tu Salvación", entonaba el Sumo Sacerdote en el ceremonial.
"La semilla ha de perecer antes de ser capaz de dar fruto", dijo Pablo. esa correspondencia entre lo simple y lo sublime, entre lo conocido y lo incognoscible, sirvió de clave para los Misterios desde los días del antiguo Egipto hasta llegar a la era Cristiana.
Perséfone es sacrificada para que ambos, el hombre y la naturaleza, puedan renacer por medio de la Gloria Triunfante de la Resurrección.
Así, el candidato, representativo de Dionisio o Cristo (Dionisio significa Hijo de Dios), fuera Griego o Cristiano, aprende a descender dentro del Hades, rescatar allí a la perdida Virgen de los Cielos, "el caído principio femenino" y a consumar el Rito de las Bodas Místicas con Perséfone, trayendo belleza y vida a la naturaleza y alegrías y contento de vida eterna para el alma.
Aquellos a quién Perséfone guía en sus Misterios, que beben de sus instrucciones y alimento espiritual, descansan de sus trabajos y ya no conocen más la lucha.
¡Felices los que presencian y comprenden el Sacro Ceremonial! Ellos comparten del beneficio del más valioso y duradero grano entregado por Ceres; pues son exaltados en la escala de la existencia intelectual y alcanzan la dulce esperanza que consuela más allá de la muerte.
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del libro "Portales Estelares"
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