CAPÍTULO III
ANTIGUOS ORÍGENES
LA MÚSICA DE SUMERIA
Si aprendes música, aprenderás historia. Si aprendes música, aprenderás
matemáticas. Si aprendes música, aprenderás la mayor parte de todo lo
que hay por aprender.
Edgar Cayce
La civilización sumeria ha sido seguida hacia atrás hasta el 8.000 A.C. Está
registrado que “Ruridu, Lagash, Ur, Uruh, Larsa tienen ya un pasado
inmmorial cuando aparecen por primera vez en la historia”. Una inscripción
descubierta en la arcaica ciudad de Nippur, uno de los puntos principales
de los puntos principales de éste el más antiguo de todos los imperios
conocidos, describe a Sumeria como extendiéndose desde el Golf Pésico
hasta el Mediterráneo o el Mar Rojo. Este lugar con algo de fábula alcanzó
una civilización y cultura que, antes de su conquista por los pueblos
Semíticos, produjo una verdadera Edad Dorada.
Fue en esta tierra fabulosa, ubicada entre los ríos Eufrates y Tigris, que en el
cuarto milenio A.C. los primeros reyes Sumerios establecieron una
civilización de esplendor sin igual. Más tarde, los Romanos llamaron
Mesopotamia a una parte de esta región. Aquí Nabucodonosor de
renombre en la Biblia conoció la gloria de Babilonia, con sus jardines
colgantes que estaban numerados entre las Siete Maravillas del viejo
mundo. De hecho, la belleza y la exuberante fertilidad de esta área la ha
hecho ser conocida a través de las eras como el Jardín del Edén en este
planeta tierra. Los remanentes de ese antiguo esplendor son conocidos
hoy como el reino de Irak.
En el tercer siglo A.C. un sacerdote Babilonio, Berosus, describía a esta
tierra encantada, declarando entre otras cosas que en ella la religión y la
magia eran una. Decía de las criaturas sobrenaturales, mitad pez y mitad
hombres, quienes emergieron del Mar Rojo; y quienes, bajo la dirección de
Ea, el dios del agua y patrono de las letras, establecieron la primera
metrópolis, la ciudad de Eridú. Un antiguo poema Sumerio describe a estas
criaturas como viniendo desde “la tierra de Shinar” (lugar de luz) y como
“usando ningún vestido y comiendo hierbas”.
Para un ocultista el enigma de los Sumerios se resuelve por el conocimiento
de que su elevada cultura tuvo su origen en la Atlántida. Ellos fueron parte
de la Gran Cuarta Raza Raíz la cual había sido guiada desde el
sentenciado continente para escapar a la destrucción, pues calificaban
como pioneros de la futura civilización Aria. Como grupo poseían una
inusual extensión de las facultades normales, un desarrollo que más tarde
perdieron y que ahora está prácticamente olvidado por todos excepto por
unos pocos individuos aquí y allá.
Los arqueólogos y hombres de ciencia están cerca de la verdad cuando
establecen que “los antiguos Sumerios pueden haber estado uniendo el
lenguaje entre los primeros Vasco-Caucásico y los primeros grupos
Mongoles”. Y otra vez, en su suposición que “hace ocho o diez mil años se
extendieron sobre Europa Meridional, muchos idiomas que han
desaparecido completamente ante las lenguas Arias (Quinta Raza Raíz)”.
La fantástica leyenda de los orígenes Sumerios como relatado por Berosus
esconde verdades internas de profunda significación. “Mitad pez y mitad
hombre” se refiere a la Jerarquía de Piscis que trabajó íntimamente con los
primeros Sumerios. Piscis es un signo femenino de agua. El patrono de la
literatura era EA, el Espíritu del Agua. Piscis lleva la influencia de Venus,
Júpiter y Neptuno, las fuerzas artísticas y altamente espirituales que
estuvieron en juego durante la Dorada Edad Sumeria. El Dios-Pez Dragón
de los posteriores tiempos Bíblicos fue un atavismo para esta influencia
Pisciana. Un entendimiento y demostración del significado oculto de la
música era parte del sistema educacional de esa Era Dorada. Para
comprender bien lo que esta afirmación implica, es necesario saber algo
acerca de los Espíritus de Raza de las naciones y lo que su trabajo encierra.
Los Espíritus de Raza son exaltados Seres quienes asumen la responsabilidad
de servir como guardianes celestiales de varias naciones. Sobre cada
grupo nacional está su patrón arquetípico, una imagen divina que esboza
el desarrollo pasado, presente y futuro de las personas. El Espíritu de Raza
ayuda en la elevación y mejoramiento de la conciencia en masa de una
nación que pueda ser capaz de su máximo logro. Muchas veces esto
viene, como en las vidas individuales, a través del dolor y la tristeza.
Poseyendo sabiduría cósmica, el Espíritu de Raza ve más allá de las
existentes limitaciones y visualiza el último y permanente bien de la nación.
Cada nación está sintonizada a una de las doce Jerarquías zodiacales. El
Espíritu de Raza es un canal para la recepción y transmisión de las
armonías y fuerzas celestiales que éstas envían. Por esta razón se dice de
un Espíritu de Raza que se expresa a sí mismo en el lenguaje y música de un
pueblo. Su música tradicional es de significación particular porque es el
“latido musical” de los habitantes y está en completa conformidad con la
Jerarquía zodiacal.
Una persona está ligada a su tierra nativa por las potencias de música y
lenguaje. El himno patrio de cada nación está en armonía con su ritmo
inicial. Rara vez puede aún una persona insensible escuchar los sonidos de
la canción nacional de su país sin emocionarse, pues toca las mismas fibras
de su corazón. Antes que la tendencia separativa de las naciones pueda
ser analizada debe haber un lenguaje universal y una nueva música que
no se centre principalmente en la exaltación de las virtudes nacionales sino
en la Paternidad de dios y la Hermandad del Hombre.
El apropiado desarrollo de las siete glándulas sin conducto para el
funcionamiento espiritual tendrá mucho que ver con la preparación del
hombre para llegar a ser un ciudadano de esta “tierra más grande y más
libre”. El desarrollo del centro de poder en la laringe lo unía a su Espíritu de
Raza. El desarrollo de la glándula tiroides lo ayudará a liberarse - pues la
tiroides está armonizada a Mercurio, portador de sabiduría y mensajero de
los dioses.
En Asshur se ha descubierto un himno Sumerio que contiene la más antigua
forma de anotación musical conocida. Basado en el tema de la creación
del hombre, las palabras y la música son de imponente majestuosidad y
belleza. Los símbolos de esta anotación están compuestos de caracteres
cuneiformes, declarados por muchos estudiosos en la materia como
indescifrables. Pero una autoridad, el Dr. Curt Sachs, se acerca a la verdad
oculta en su afirmación de que los símbolos no representan notas únicas
sino un corto patrón melódico. Cuando la ciencia eventualmente acepte
la realidad de la Música de las Esferas, en esos antiguos tesoros se hallará
nuevos significados hasta ahora no percibidos. El hombre fue hecho a
imagen y semejanza de Dios a través de la instrumentalidad de las doce
Jerarquías zodiacales. Estos melódicos Patrones hacen sonar la nota clave
de esa Jerarquía. La música del Himno de la Creación posee una
compleja formación de escala y tiene una misteriosa línea inscrita en su
comienza: “El secreto permite al estudiante revelar lo aprendido”. El Dr.
Sachs observa además que la música Sumeria no estaba atada a una
escala de cinco tonos sino que tenía ambas alternativas, la cromática y la
diatónica.
Al parecer los tres instrumentos principales usados por los Sumerios para el
trabajo de Templo eran el tambor, la flauta y el arpa. El Balag o diostambor
se usaba principalmente en el Templo dedicado a Enki en Eridú
para “aliviar las lágrimas y suavizar el lamento”; y en las procesiones para
“calmar y elevar a la gente de ciudad”. En las santas ocasiones la
sacerdotisa invocaba a los dioses con el tambor, así el tamborilero era
reconocido como un importante personaje, alguien que entendía el poder
y efecto de los ritmos vibratorios en la cadena de vehículos del hombre.
Con anterioridad se ha mencionado la correlación entre los instrumentos
de percusión y el cuerpo de deseos. El cántico de ayuno del Templo de
Enki dice “A la casa de Dios con lamento y oración llevemos el tambor
consagrado”. El tambor y su oficio pertenecían al atrio delantero externo
del Templo, el lugar de culto para las masas. La flauta se usaba en el atrio
interior; el arpa, dentro del lugar sagrado.
Alrededor del 3.000 A.C. los Sumerios fueron guiados por el Santo Rey-
Sacerdote Gudea, quien vivía en la ciudad de Lagash. Los músicos jefes
del Templo estaban directamente bajo su instrucción. Estos eran cantores y
chantres tanto masculinos como femeninos, nar y naru. Las estatuas de
Gudea llevan la inscripción que la mayoría de la gente era tan feliz que
ningún cadáver era enterrado sin música. Las siguientes líneas de un
poema de Gudea intitulado Ministerio de Música son citadas por Francis
Galpin en uno de sus trabajos sobre la música Sumeria:
Para llenar de alegría el Atrio del Templo
y desterrar las tinieblas de la ciudad,
que el corazón aquiete la calma de la pasión,
de ojos llorosos las lágrimas sujetar.
En los himnos de adoración y penitencia se tocaba una flauta de siete
notas, imine, y el procesional entonaba el cántico: “A los atrios delanteros
traigan sólo el tambor y las siete notas”. Esta flauta se usaba para hacer
contacto con los siete planetas de nuestro sistema solar.
Las arpas del Templo variaban de once a quince cuerdas, aunque el
público general usaba instrumentos más simples y más pequeños de cuatro
o cinco cuerdas. El once parece haber sido el número más importante
para los Sumerios. Fue encontrado en una lira, al-gar, en el Templo de Enki,
donde decía “el santo al-gar canta en reverencia”. En un himno a Ishtar de
2.100 A.C. están las palabras “Te hablaré con el al-gar cuya voz es dulce”.
Estas arpas sagradas eran exquisitos instrumentos hechos de oro y lapislázuli
adornados con piedras preciosas. Enki, el Dios de la Música, cantaba sus
alabanzas y enseñaba su uso. De ella se decía, “Brillaba como las estrellas
en el día, era santa por la noche, derramaba canciones”.
La vida espiritual de los Sumerios se centraba en el Templo, la “Casa de
Vida”. Cada Templo contaba con una elevada torre o ziggurat. En su
cúpula más alta había una pequeña capilla amueblada con una mesa y
una cama de oro. Este era el punto de encuentro entre el cielo y la tierra,
un lugar sagrado donde la sacerdotisa elegida recibía las revelaciones de
los dioses a los sones de su arpa. El abuso de este santo rito, junto con la
decadencia general que vino después, está bíblicamente descrito en la
destrucción de la Torre de Babel.
El estandarte real de Ur, la ciudad de Ahraham, retrata un banquete real
en el cual el Rey-Sacerdote Gudea y sus diestros músicos están sacando las
tinieblas de la ciudad. Los esoteristas saben que fue la magia de la música
que una nube de maldad y error la cual envolvía la ciudad estaba siendo
transmutada, y los vibratorios ritmos de la ciudad correspondientemente
elevados. Algún día esta importante función de la música volverá a ser
descubierta y usada.
En el arte de Sumeria hay una representación de pastores guiando a
dóciles animales salvajes del desierto y a domesticadas criaturas del
campo al acompañamiento de la magia musical del laúd y la lira – otra
aplicación de la música directamente para la restauración en la Nueva
Era. Una piedra babilónica del 1.600 A.C, ahora en el Louvre, tiene un
dibujo de siete hombres acompañados por siete diferentes animales
llevando ofrendas a Lagash y al Santo Gudea.
La Era Dorada del arte Sumerio fue aproximadamente del 3.00 al 1.500
A.C., un renacimiento que ocurrió alrededor del 500 A.C. en Asiria y
Babilonia. No obstante, la magnificencia y esplendor de estos dos imperios
fue ampliamente material. Los poderes espirituales del Gobernante-
Iniciado Gudea y la magia musical de su tiempo estaban casi olvidados.
Ya no eran más que hermosas fábulas, y así permanecen hasta hoy.
En los días de Asurbanipal (658 A.C.) otro tipo de arpa, el zakkal, estaba en
uso. Sus sonidos, sin embargo, no eran para el propósito de la comunión
con los reinos celestiales sino para celebrar los triunfos, conquistas y
agresiones de los guerreros. Los místicos tonos del instrumento habían sido
silenciados. Una civilización fundada sobre el materialismo no puede durar.
Por su misma naturaleza es impermanente y así pasa. Como consecuencia,
el 606 A.C. Nínive, la gran ciudad Asiria, cayó ante la triunfante marcha de
los Arios.
Una a una las doradas tierras de la Atlántida perdieron su oportunidad
evolutiva. La Cuarta Raza Raíz había sido pesada en la balanza cósmica y
fue encontrada deficiente. Otra raza le siguió, la Quinta Raza Raíz Aria que
ha alcanzado un punto donde ahora está siendo pesada en la balanza
como lo fueron los Atlantes antes de su desaparición. Fuera de la antigua y
a la nueva raza llegó un altísimo Maestro Iniciado para poner a esta última
sobre el Gran Camino. Ese Maestro fue Abraham de la famosa ciudad de
Ur de los Caldeos. “Ahora el Señor había dicho a Abraham, vete de tu
tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te
mostraré”.
* * *
LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por
Corinne Heline
Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile
tiene que ser mas breve ni me moleste en leerlo
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