LA MÚSICA Y LA INFLUENCIA FEMENINA EN LA CULTURA INDÍGENA
Siempre que un pueblo alcanza un grado suficiente de cultura, pues ésta
es fundamental para su civilización, nótese que las mujeres mantienen un
lugar de alta estima y real importancia. Esto corresponde en especial a los
indios americanos, aunque no es comprendido a fondo. Una antigua
máxima india la grafica claramente: “El matrimonio entre indios es como
un viaje en canoa. El hombre está al frente y rema la canoa. La mujer se
sienta en la popa, pero ella gobierna”.
A causa de las exigencias de la vida india, era necesario que los hombres
se ausentasen por varios meses de una sola vez en expediciones de batalla
y cacería. Todos los deberes tribales eran, por lo tanto, delegados a las
mujeres. Como ellas se hicieron hábiles en tipos esenciales de labor
manual, eran respetadas por darles un grado mayor de responsabilidad y
utilidad. En la sabiduría nativa, los granos (trigo y maíz) eran femeninos en
género y numerosas tribus agrícolas encomendaban a las mujeres el honor
de plantar semillas. En ceremonias secretas precediendo a las estaciones
de siembra y cosecha se rendía homenaje al espíritu de la feminidad. Aun
cuando era una práctica común para los hombres caminar delante de sus
mujeres, esto era un asunto de protección más que una evidencia de la
condición inferior de éstas. Entre algunas tribus el hogar estaba a cargo de
la mujer, y ella tenía la autoridad para echar a su esposo si su forma de
vida le disgustaba.
Los niños eran el lazo que unía al esposo con la esposa. Nuestra civilización
occidental podría aprender mucho del piel roja con respecto a la
preparación para la concepción y el nacimiento. Desde la temprana niñez
se enseñaba la santidad de estos eventos estelares, y la obligación de
construir un cuerpo sano y hermoso. En esto yace la razón del por qué
artistas y escultores encuentran gran inspiración en representar figuras
indias.
La concepción estaba calculada para ocurrir en armonía con los orbes
celestes, y los próximos nueve días constituían un sagrado intervalo. La
madre en perspectiva se iba a un santuario en el bosque para orar y
meditar a fin de ponerse en sintonía con los Seres angelicales que la
cuidarían y protegerían hasta el feliz día del parto. Se decía que estos Seres
celestiales eran atraídos por la música. Exquisitamente etéreas eran las
canciones con las cuales se construía un puente de comunión durante
este período de preparación. Casi todos los pueblos primitivos habían
investido a las madres probables con un aura de santidad, afirmando que
en los nueve meses de gravidez ellas están rodeadas de Ángeles. Entre las
tribus más organizadas, el homenaje que se rendía a las mujeres durante
este período era más pronunciado.
El Cristianismo ortodoxo no es muy popular en la tribu Navajo, porque sólo
favorece a una Deidad masculina y su cultura se centra ampliamente en
el aspecto masculino de la Divinidad. La principal Deidad Navajo es
femenina. Muchos de sus más elaborados ceremoniales dan
reconocimiento al hecho que la mujer es suprema en el hogar y que los
hijos pertenecen al clan de la madre. En su iluminada simbología, el Este
pertenece a la Tierra Mujer; el Sur a la Mujer Montaña; el Oeste a la Mujer
de Agua; el Norte a la Mujer de Maíz. La importancia de la mujer entre los
Iroques se evidencia por el hecho que en ellas se delega la
responsabilidad de escoger un jefe; y ha habido tiempos cuando una
mujer sirvió en esa capacidad.
* * *
LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por
Corinne Heline
Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile
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