jueves, 14 de octubre de 2010

EL TABERNÁCULO EN EL DESIERTO - EL ATRIO EXTERIOR Y LA CÁMARA DEL ESTE



CAPÍTULO III

EL TABERNÁCULO EN EL DESIERTO
EL ATRIO EXTERIOR Y LA CÁMARA DEL ESTE
en you tube, desde aquí

La aparición en la escena mundial del Templo de Iniciación es
contemporánea con la aparición de la humanidad en sí como tal. La
Iniciación no tiene nada que ver con la vida animal y vegetal, sólo le
concierne a la humana, pues el trabajo iniciático no puede comenzar
hasta que el vínculo de la mente ha sido colocado entre el espíritu
humano y sus vehículos y es este vehículo mental el que determina el
paso del animal al hombre. A medida que la evolución procedía, y las
eras y los ciclos se sucedían y nuevas especies de seres humanos se
desarrollaban en la tierra, los Templos cambiaban en conformidad, y
nuevas enseñanzas eran divulgadas al conocerse las necesidades del
nuevo ser humano, y éstas en turno fueron transmitidas a futuras eras.

Hay algunas verdades, sin embargo, que son fundamentales, y
permanecen por toda la eternidad – ayer, hoy siempre.

Las primeras enseñanzas de Templo fueron entregadas a los pioneros en
la Lemuria, quienes habían recibido una mente germinal. Estas
enseñanzas fueron transmitidas a los Atlantes en general, pues en la
Atlántida todos poseían una mente germinal.

Melquisedec es el nombre de una dinastía de reyes-sacerdotes Atlantes
cuyo último representante es el Melquisedec mencionado en la Biblia, y
es este Melquisedec quien traspasó las enseñanzas de Misterio a
Abraham, la figura-tipo patriarcal y líder de la presente Quinta Raza
Raíz.

El Abraham de la Biblia apareció en los últimos años de la Era Taurina,
alrededor del año 1900 o 2000 A.C. (o quizás más tarde) y fue el Misterio
Melquisedeciano lo que constituyó la religión de su período, el precursor
de la religión Ariana pronta a venir. La Era Taurina había pasado y el
período mundial de Aries, la Era del Pastor o Era del Cordero, ya estaba
bien establecida cuando Moisés nació en Egipto, la “Tierra del Toro”, y
condujo a los Israelitas fuera de Egipto, hacia Palestina, “la Tierra del
Cordero”. Moisés estableció los Misterios Melquisedecianos en una forma
que incluía todo de lo antiguo y agregaba algo nuevo, en el mismo
particular. A Moisés se le mostró el Patrón del Tabernáculo en el
Desierto, y fue construido de acuerdo a su visión. (Éxodo 25-31).

Antes de estudiar el Tabernáculo y sus místicos ceremoniales debemos
decir que el Tabernáculo no era una simple casa de reunión para los
adoradores, una sala de lectura o algo semejante. El Arcángel de Dios
descendió de hecho a su íntimo santuario y allí visible al Sumo
Sacerdote, se hizo. Moisés fue al principio Sumo Sacerdote así como
también Líder o Príncipe de los Israelitas. El simbolismo iniciático es
además el hecho espiritualmente histórico. Los sabios líderes de Israel
sabían esto, y el pueblo apenas lo percibía, y eso es porque ellos
derramaban en el Tabernáculo el profundo respeto y ardor de sus
corazones.

Todo el trabajo de Iniciación está descrito en simbolismo en la estructura
del Tabernáculo del Desierto, junto con sus utensilios y los ceremoniales
que allí se ejecutaban. Estos ceremoniales se realizan en tres
compartimientos, los cuales ya son visibles aun en este Templo portátil
del Desierto. El Templo permanente en el Monte Moríah que sería
edificado por Salomón era mucho más grande, con muchos adornos,
pero la estructura y el plan esencial y los misterios espirituales
pertenecientes a él son los mismos.

Cada una de las tres principales divisiones del Tabernáculo tiene su
mobiliario único y servidores especiales, reflejados en las tres clases
encontradas en todas las Escuelas de Misterio: neófitos, discípulo e
Iniciado. Pero como hemos dicho, el entrenamiento iniciático, y la
Iniciación en sí, no son asunto de mera ceremonia externa. El Iniciado de
una Escuela de Misterio no es aquel que ha participado en un simple
ceremonial dramático, sino aquel en quien ciertos poderes de alma han
florecido y para quien la puerta al mundo espiritual se ha abierto.

Es cierto, sin embargo, que varios ceremoniales públicos fueron
efectuados como formas de arte, retratando para las multitudes los
eventos espirituales que constituían la verdadera Iniciación planointerna.

Así el Tabernáculo es símbolo de los mundos internos y externo,
la Senda del Discipulado, la culminante Iniciación, y la última
glorificación del alma humana.

El armazón del Tabernáculo y sus muebles fueron construidos de
madera de acacia, cubierta de oro. La estructura fue encerrada en un
Atrio cuyos muros eran de cortinas. Al oriente había una entrada de
cuatro pilares que colgaban en cortinas. Los colores sagrados que se
usaron en todo el Tabernáculo fueron el azul, púrpura y carmesí; los
metales fueron bronce, oro y plata. Los artículos del Pórtico era de
“bronce”, mientras el mobiliario del Tabernáculo en si estaba cubierto
con oro y algo de plata; los anillos y barras de las cortinas eran de oro o
bañados en oro. El pabellón del tabernáculo consistía en tres cubiertas
de materiales hechos de pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo
y pieles tejones.

En las posteriores estructuras permanentes había varios pórticos del
Templo “Exterior”, para Gentiles, para mujeres Israelitas y para hombres
Israelitas, y otros. Al Atrio del Tabernáculo en el Desierto que estaba
dentro del área con cortinas se le llama Atrio del Sacerdote en el Templo
permanente. Las multitudes de personas se reunían alrededor de los
muros cortinados del Atrio en un orden prescrito, conducidas por Judá y
Efraín.

El Tabernáculo estaba dividido en compartimentos, llamados Lugar
Santo y Lugar Santísimo. El lugar Santo era la Cámara Oriental y primera
entrada; el Lugar Santísimo era la Cámara Occidental, en la cual sólo el
Sumo Sacerdote podía entrar, y eso sólo una vez al año. En la puerta de
la Cámara Oriental colgaban cortinas de azul, púrpura y carmesí,
puestas sobre cuatro columnas, como en la entrada del Atrio; pero las
cortinas que dividían la Cámara Oriental de la Occidental colgaban sobre
cinco columnas. Estas columnas eran todas de madera de acacia,
cubiertas de oro. La cortina que colgaba directamente delante del Santo
de Santos era llamada el Velo y estaba bordado con diseño de
querubines. Las granadas también figuraban en las decoraciones del
Tabernáculo y del Templo.

Cuando el neófito está listo para entrar a la Senda de la Santidad pasa a
través de la puerta del extremo oriental del Atrio; pues él ahora
permanece en el lugar del sacerdote cuya vida está dedicada al servicio
de Dios. El Atrio representa al mundo externo, en el cual debe servir; y
allí él observa el primer artículo importante del mobiliario, el Altar de
Bronce. Sobre este altar cada mañana y tarde los animales era
sacrificados, y una vez cada año el cordero pascual era ofrecido
empalado en dos varas que formaban una cruz. Pero el animal de
sacrificio que el neófito ofrece es a sí mismo, en el sentido de sus
propias tendencias animales o inferiores. En el Atrio del Sacerdote, el
neófito es ambos sacrificador y sacrificado. Aquí él se ofrece a sí mismo
como un sacrificio diario en el servicio de los Seres Superiores, y sólo
después de haber realizado esto él se encuentra de pie ante la Fuente
de Bronce de Purificación (masónicamente el Mar de Fundición), que
estaba asentada sobre doce bueyes, simbólico del zodíaco y el curso del
año en que el trabajo de purificación debe llevarse a cabo. En esta
Fuente los sacerdotes se purificaban. Similarmente, el neófito debe
purificar cada emoción y pensamiento antes que él sea digno de entrar
al Tabernáculo mismo, a la Cámara del Este o Lugar Santo, y allí asume
las responsabilidades del discipulado. Cristo dijo: “Sólo los puros de
corazón verán a Dios”.

Como el Atrio del Sacerdote o exterior tenía sus característicos
utensilios, así también la Cámara Oriental del Tabernáculo tenía sus
únicos y distintivos artículos de mobiliario. El más llamativo de éstos era
el Candelero de Siete brazos al lado sur de la cámara, y por lo tanto a la
izquierda de alguien entrando desde el Este. Las siete luces del
Candelero iluminaban todo el compartimento. Las copas que sostenían
las candelas sobre el Candelero estaban formadas asemejando flores u
hojas de almendro; y e Candelero era así, místicamente, una rama
floreciente cuyas flores eran llamas.

Esotéricamente estas siete luces se refieren a las siete “flores” o
”estrellas” – centros de fuerza espiritual – que en la mayoría de los
hombres yacen latentes. Cuando por entrenamiento espiritual estos
centros empiezan a bullir, o desarrollarse, el neófito se convierte en
discípulo y se encuentra en posesión de poderes desconocidos para la
persona común. El ya no está limitado al uso de los cinco sentidos
corporales, sino que tiene poderes y percepción super-sensorial, aunque
con un largo desarrollo por delante.

Cada una de estas siete flores tiene su base en el torrente de fuerza
espinal, y en la visión clarividente se asemejan a flores de lirio. Los
“cuernos”, que en el arte bíblico algunas veces son mostrados sobre la
frente de Moisés y también el “cuerno” en la frente de Caín, son en
realidad una representación equivocada de las flores como - trompeta
formadas de las fuerzas centelleantes de ciertos centros en el cuerpo
áurico, desde el cual fluyen rayos de luz. No son cuernos de animales
sino formaciones de luz, en forma de trompeta o alas. El unicornio de la
leyenda medieval quizás simbolice este desarrollo.

En la escuela Rosacruz a las “flores” del cuerpo alma se le llaman
“Rosas”, a cuyo florecimiento ellos aspiran; por eso su bendición: “Que
las rosas florezcan en vuestra Cruz”.

La primera de estas Rosas se localiza en la base de la espina, donde la
sagrada fuerza-vida creativa duerme. Cuando despierta, al llamado del
Cristo Interior, asciende a través del canal espinal hasta llegar a los
órganos espirituales en la cabeza; y como, en su ascenso, toca cada uno
de los centros en turno, éstos son despertados a la nueva y vigorosa
vida, hasta que al final el discípulo verdaderamente camina en una
gloria de luz.

La segunda Rosa está ubicada cerca de la boca del estómago en el área
del plexo solar. Despertada, es una poderosa fuerza ya sea para el bien
o el mal. Es posible para las fuerzas psíquicas inferiores funcionar a
través de este centro. En los últimos días de la civilización Atlante tales
fuerzas causaron el deterioro del sagrado trabajo de Templo y

efectuaron muchas prácticas que no eran sino magia negra, implicando
muchos sacrificios de sangre. En una sociedad comedora de carne era
moralmente correcto ofrecer animales a los sacerdotes como parte de
su ración alimenticia, en retorno por sus servicios al dios tribal; pero el
ofrecimiento de animales como sacrificios a los demonios pertenece a la
magia negra, y así también todo sacrificio humano. Leviticus señala que
existe una diferencia entre los sacrificios legítimos y los ilegítimos.

La tercera Rosa está localizada en el bazo. Este es un punto focal de
tremenda vitalidad. Cuando el hombre aprenda a usar este centro él
vencerá la enfermedad, la vejez, y eventualmente la muerte misma. San
Pablo declara que el último enemigo a ser vencido es la muerte.

La cuarta Rosa se aloja en el corazón. Es aquí donde el gran poder
transformador del Amor de Cristo está enfocado, y con el
despertamiento total del centro del corazón vamos a comprender que el
Amor en verdad es el mayor poder de todos, porque el Amor es vida. El
corazón está casi, pero no enteramente, en el centro del cuerpo. Está
inclinado hacia la izquierda, y lo sentimos palpitar allí donde su punta o
extremidad emerge ligeramente desde bajo el esternón; pero la parte
superior del corazón yace delante de la espina. Los ocultistas enseñan
que el corazón eventualmente se cambiará en su totalidad al centro del
pecho, y también llegará a ser un músculo voluntario, controlable por la
voluntad.

La quinta Rosa se localiza en la garganta. El despertamiento de este
centro significa que el discípulo puede cubrir sus pensamientos en
forma, y proyectarlos al espacio, demostrando la verdad de las palabras
del poeta que “los pensamientos son cosas”. Eventualmente será
posible para el Adepto, en quien este poder ha alcanzado la perfección
pronunciar el Mandato Creativo. La simbología Masónica se refiere al
poder latente en este centro como el Poder de la Palabra Perdida.

La sexta y séptima Rosas están en la cabeza, y sus focos físicos son las
glándulas pineal y pituitaria. De éstas la Pineal es llamada masculina y la
Pituitaria, femenina. En la simbología bíblica la glándula Pineal es
llamada el Centro de José, la glándula Pituitaria el Centro de María. Las
dos glándulas están conectadas por el tercer ventrículo, y cuando son
despertadas y funcionan armoniosamente este ventrículo literalmente
llega a ser un Mar en Fundición de luz dorada. Aquí, en algunas Noche
Santa de Iniciación, el Niño Cristo nace dentro del templo-cuerpo del
Iniciado.

La Biblia menciona sólo un Candelero de siete brazos en la Cámara
Oriental del Tabernáculo; pero los Templos permanentes construidos
después en el Monte Moríah en Jerusalén poseían a la vez diez
candeleros, en otro tiempo nueve, y todavía en otro tiempo puede haber
tenido catorce. De los cuales todos eran de siete brazos como su
prototipo en el desierto. Un segundo Candelero entró en uso cuando
Judas Macabeo restauró el culto de Jahvé en el Templo en la estación del
solsticio de invierno, estableciendo la Fiesta de las Luces, o Fiesta de la
Dedicación como también se le conoce. Este Candelero tiene ocho
brazos y lámparas, simbólico de los ocho días de la Fiesta, y aun se usa
en el Judaísmo moderno. Algunos maestros esotéricos en el antiguo
Judaísmo sostenían que el cuarto día de la semana era el verdadero
Sabbath, representando en la candela central que era continuo con la
caña, este cuarto día estaba consagrado a Mercurio, o Nabu, el Arcángel
de la Sabiduría y su simbólica serpiente. A propósito de esto debe
notarse que el Rey Ezequías, muchas centurias después del tiempo de
Moisés, destruyó una Serpiente de Bronce de Moisés que estaba
guardada en el Templo con los otros objetos santos.

La Cámara Oriental se llenó con la luz del Candelero así como los cielos
se llenan de luz cuando la Luna está completa. Esotéricamente, como
hemos dicho, la referencia es a las lámparas que arden en el alma, y el
simbolismo básico no se altera si hay un candelero o muchos.

Los sabios hebreos sabían y han escrito mucho para explicar que el
Candelero representaba a los siete planetas de la astrología Ptolemaica:
el Sol, la Luna y cinco planetas; pues en el sistema Ptolemaico las
luminarias eran contadas como planetas. Ellos reconocían que las siete
luces del Candelero representaban un cuarto del ciclo de la Luna, que es
la semana de siete días, y dos de las cuales constituyen el medio ciclo
de Nueva a Llena, de catorce días.

Abraham ya estaba familiarizado con el sagrado simbolismo de la
astronomía antes de abandonar Caldea, pues la religión Caldea se
basaba en ella. El poema de creación Babilónica retrata al dios Marduk
instruyendo a la Luna en sus deberes: “Al principio del mes al brillar
sobre la tierra, mostrarás cuernos; y así seis días serás contada. En el
séptimo día dividirás tu corona en dos… En el décimo cuarto te revelarás
en vista completa”. Los babilonios llamaban al día de la Luna Llena
Sabbatu; pero esta palabra se transformó en el Sabbath hebreo o
sábado. Los sabios siempre han notado una polaridad o interacción de
fuerza entre el Sol y la Luna, gobernando Leo y Cáncer en el Zodíaco y el
planeta Saturno que rige los dos signos directamente opuestos,
Capricornio y Acuario. Los babilonios hablaban de Saturno como “otro
Sol”, y el aspecto de Deidad simbolizado en Saturno, “El Anciano de los
Días”, es muy similar a la descripción del Dios Lunar Caldeo.

El siguiente artículo de mobiliario a ser observado en el Lugar Santo es
la Mesa para el Pan de la Proposición, que es la ofrenda especial de
sacrificio del discípulo, y permanece al lado norte de la cámara, a la
derecha de alguien entrando. El Pan en sí, no obstante, no es quemado;
sólo un poco de incienso especial que se coloca en cada pan, y que
representa su esencia. Las ofrendas del Templo se destruían sólo en
parte; la mayoría de ellas era para sustentar a los sacerdotes y
servidores del Templo.

En general, todos los artículos del Lugar Santo son sustitutos para el
sacrificio del animal en el Atrio del Sacerdote. Cuando el discípulo entra
al Lugar de Luz, el sacrificio animal está tan lejos en el pasado, habiendo
sido superado, que sacrificios más puros son demandados. Aquí el
sacrificio es la ofrenda de Pan, representativo de una vida de sacrificio
en trabajo y servicio en el Templo del universo. Los panes son doce en
número, representando los signos del zodíaco a través del cual el Sol, la
Luna y los planetas viajan, y de los cuales, por lo tanto, el discípulo
almacena el grano para después hornear sus panes. Las Doce Jerarquías
Espirituales quienes trabajan en las constelaciones rodean y atraviesan
todo nuestro sistema solar, y trabajan por el mejoramiento de todos los
seres en este sistema, no únicamente por los hombres de la tierra.

A través de Aries el discípulo aprende de la belleza y fuerza de carácter
que él adquiere al entregarse diariamente en amoroso servicio a los
demás olvidándose de sí mismo, que es el legítimo sacrificio del cordero
en la dispensación de Cristo: “¡Contemplen el Cordero de Dios!”.

A través de Tauro él viene a comprender el significado de la humildad. El
alma grande es siempre humilde. Sólo el alma joven es arrogante.

A través de las lecciones de Géminis él conoce la “paz que sobrepasa el
entendimiento”. Centrado en la más elevada realización espiritual,
mantiene su equilibrio bajo todas las circunstancias. De las
perturbaciones externas él puede decir que “ninguna de estas cosas me
conmueve”.

A través de Cáncer el discípulo aprende del tremendo poder investido en
la facultad de construir imágenes de la mente y el espíritu.

A través de Leo él conoce el poder transformador del Amor, y a través
de Virgo toca la orilla del manto de la Sabiduría Cósmica. El
conocimiento pertenece al intelecto, pero la sabiduría es el lenguaje del
alma.

A través de Libra él aprende la discriminación, cómo reconocer la
diferencia entre lo verdadero y lo falso, lo real y lo irreal, el bien menor
del bien mayor.

A través de Escorpio él aprende el arte de la regeneración y las ciencias
y disciplinas de desarrollo espiritual; y a través de Sagitario el elevado
idealismo de espíritu que inspira al místico, al poeta y al sumo
sacerdote.

Capricornio le enseña algo del poder a ser liberado a través de él cuando
el Cristo nace dentro de sí mismo; y a través de Acuario él es preparado
para explorar la Nueva Era que traerá comprensión mundial de la
Paternidad de Dios y la Hermandad del Hombre.

Finalmente a través de las lecciones que Piscis le entrega él viene a
entender el gran concepto espiritual incluido en el primer capítulo del
Génesis: “El hombre hecho a imagen y semejanza de Dios”.

Estas lecciones vienen al discípulo y muchas veces mediante las
expresiones del diario vivir; pues en verdad la vida es un día en la gran
escuela de Dios, y sus lecciones son necesariamente aprendidas a
través del dolor y la tristeza, los placeres y la alegría, los cuales otorgan
experiencias de vida. La esencia de la sabiduría y el poder se extrae de
estas experiencias, y afuera de ellos el discípulo teje su radiante Túnica
de Bodas, el cuerpo-alma, en el cual debe ser vestido antes que él sea
apto para entrar al Santo de Santos. Se muestra todo esto en el tercer
artículo de mobiliario en el Lugar Santo: el dorado Altar de incienso que
permanece directamente delante de la cortina que oculta la entrada al
Santo de Santos. Es este hermoso altar dorado con sus nubes de
fragante incienso el que representa el dorado vestido del alma y la
esencia de sabiduría que son adquiridos en el curso del diario vivir.

Como previamente observamos, cada vida es un día en la escuela
cósmica de Dios, y así como un niño no aprende todas las lecciones
necesarias que lo califiquen para las responsabilidades del adulto en un
único día de escuela, sino que debe pasar a través de muchas semanas
y años de estudio antes de alcanzar el tiempo de graduación o
liberación, así también el discípulo en el Sendero debe conocer muchos
tiempos de vida sobre este plano terrestre antes que todas sus lecciones
hayan sido debidamente aprendidas.

La Biblia es un libro de vida, y enseña muy claramente que el hombre
siempre es responsable por cada cosa que le sucede. Cuando lleguemos
a entender la Ley de Causa y Efecto (o Causalidad) ya no podremos
atribuir a medios externos la responsabilidad por nuestros infortunios o
nuestra fortuna. Hemos ganado exactamente lo que recibimos. “Como
siembras, así también cosechas; quien siembra vientos, cosecha
tempestades”.

La Luna Llena simboliza la radiante luz que ilumina la Cámara del Este
en donde los discípulos están aprendiendo a caminar en la luz como Él
está en la Luz. La Luna Nueva representa al Santo de los Santos donde
la Luz brilla en la obscuridad pero la obscuridad – la obscuridad del
mundo externo – no la penetra. Es sólo cuando la visión espiritual es
despertada que uno viene a conocer algo de la resplandeciente gloria de
este santo lugar, una gloria que nunca se posa sobre la tierra o el mar.



LA LUNA EN LA CIENCIA OCULTA
POR
Corinne Heline

Traducido DEL INGLÉS por la Fraternidad
Rosacruz

Santiago de Chile

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