jueves, 21 de octubre de 2010

LA MÚSICA DE FOLKLORE




LA MÚSICA DE FOLKLORE

Hemos explicado como los primeros cristianos aprendieron a usar “la
música angelical” para establecer la comunión entre los seres humanos y
las huestes celestiales; pero generalmente no se comprende que los
“ángeles” del esoterismo Cristiano no son otros que los dioses alados de los
así llamados paganos. Las pinturas y esculturas de una antigua tumba
etrusca, por ejemplo, muestran al alma siendo llevada por un espíritu alado
cuya cabeza está rodeada por un halo de luz. Muchos de los dioses
griegos eran alados. Iris, la hermosa mensajera de Juno, a quien a veces se
le describe llevando un niño en sus brazos, tenía alas y un halo de arcoíris.

Los textos del Mar Muerto indican que en algunos casos las palabras “dios”
y “ángel” eran usadas intercambiablemente por los antiguos místicos
cristianos y judíos; y aun Dante llama a los ángeles “los otros dioses”. El libro
de los Secretos de Enoc establece que cada cosa en el universo, aun
cada porción de césped, la hierba del campo así como las estrellas en el
cielo, cada una tiene su espíritu o ángel. Los diminutos seres que viven en
forma invisible entre flores y hierbas, y otros espíritus de la naturaleza, fueron
llamados por los antiguos los dioses pequeños o menores. La primitiva
Cristiandad entendía estas cosas y así la creencia nativa en las hadas
nunca pasó desapercibida en Europa.

Como cada raza de seres humanos está gobernada por un Arcángel que
cuelga como una nube sobre la tierra donde habita su gente así los
espíritus de la naturaleza de esa área, junto con los humanos que moran
allí, viven y respiran la atmósfera espiritual del gran Arcángel; y así es como
el folklore y la música tradicional parecen expresar un propósito y designio
común, ya que todos portan el sello del espíritu de raza, y es imposible
intentar algún acercamiento con cualquiera la literatura o la música
tradicional sin tocar los reinos de los espíritus de la naturaleza, las hadas, las
criaturas invisibles que llevan su evolución junto con la de los reinos visibles
de la naturaleza.

Ciertamente uno puede oír el golpeteo de pequeños pies como gnomos y
hadas que danzan y cantan en el Salón del Rey Montaña de Edward
Grieg; o sorprenderlos cuando vuelan sobre los nebulosos peñascos de la
montaña. Otras veces se siente la presencia de los espíritus acuáticos
danzando entre las cascadas del Norte en el Cisne de Tuonella de Sibelius.

El oyente queda similarmente extasiado con la Siesta de un Fauno de
Debussy, en que la música nos transporta a la silvestre languidez de los
seres aéreos en su inocente juego. Después de tales incursiones a la región
de las hadas (que es también la tierra de los ángeles, a un grado, pues los
ángeles también se mueven entre las hadas) es difícil retornar a los asuntos
del mundo terrenal.

César Franck (1822-1890) fue otro de los mensajeros musicales
espiritualmente iluminados. Su inspiración musical parece acercar el cielo a
la tierra y levantar la tierra hacia el cielo. César Franck fue un santo
individuo que se dedicó enteramente al noble significado y propósito de la
música espiritual. No es sorprendente, entonces, que mucha de su
inspiración la recibiera de seres angelicales. Por esta razón aquellos
comprometidos con la profesión de músico terapeuta creen que su música
posee grandes cualidades curativas y revitalizadoras.

Ottorino Respighi (1879-1936) debe ser mencionado como uno de los
“músicos de naturaleza” modernos más interesantes de Italia. El es
justamente famoso por sus encantadoras composiciones Los Pinos de
Roma. Las Fuentes de Roma y los Festivales de Roma. En las dos primeras
nombradas, junto con su Canto de las Aves y numerosas otras
composiciones, él expresa pura y natural belleza de su tierra nativa. La
tercera toca los profundos poderes místicos pertenecientes a las primeras
centurias de los latinos.

Después vino una innovación en la música conocida como el “Movimiento
Romántico”.

Grieg (1843-1907) representó esta partida en Noruega; Sibelius (1865-1957)
en Finlandia; Debussy, en Francia. Mucho del trabajo de estos
compositores se basa en la música y las leyendas tradicionales. Los más
notables entre ellos eran Grieg y Sibelius, ambos conocidos como “los
supremos sumos sacerdotes de la música de Europa del norte”. No
obstante, Claude Debussy (1862-1918) está definitivamente incluido en esta
categoría. La música de estos compositores es descriptiva del sonido del
viento, del choque de las olas, del estruendo del trueno o de la fuerza de
las cascadas. Además, ellos vivieron tan estrechamente en armonía con la
Naturaleza que ésta les reveló los secretos de su mismo corazón, y fueron
capaces de transmitir musicalmente mucho de su espíritu, actividades y
funciones – secretos raramente conocidos o reconocidos por el hombre
moderno.

En sus composiciones se puede escuchar las elegantes correrías de los pies
de las hadas, la rítmica risa de los espíritus del aire, los delicados tonos de
aquellas ninfas que habitan el elemento agua. Estos secretos internos
explican por qué tanta de su música es irresistiblemente fascinante, la
música que inspira a muchos oyentes para que sondeen más
profundamente en los significados ocultos de la vida.

* * *

LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por

Corinne Heline

Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile

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