CANCIÓN DE LOS RITMOS PLANETARIOS
“El Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Así el inspirado Apóstol Juan
entonaba su inmortal Canción de los Ritmos Planetarios. Desde el más
diminuto átomo a la estrella más grande, cada manifestación es un eco
de ese Verbo creativo, y cada célula del organismo humano vibra al ritmo
de este canto universal. Es la ley fundamental de la salud, y por ella fue
hecho el hombre “a la imagen y semejanza de Dios”. Había él continuado
para vivir en armonía con ella, la enfermedad y las malformaciones
corporales habrían sido desconocidas para él.
En el cuerpo etéreo se centran las fuerzas que animan el vehículo físico del
hombre, así la enfermedad se evidencia en el etéreo antes de que se
manifieste en el físico. El etéreo, compuesto de sustancias más finas y más
tenues que el físico, está correspondientemente más sujeto a las influencias
vibratorias. Es sobre el anterior que la armonía y el ritmo tienen el más
potente efecto. La buena música reajusta su estructura molecular según el
plan divino original, el arquetipo, y refina y acentúa sus corrientes
vibratorias. Todas las formas de belleza y armonía aumentan este proceso
regenerador.
* * *
LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por
Corinne Heline
Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile
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