LOS COLORES PRIMARIOS
CON RESPECTO AL
DESARROLLO PRENATAL
Una evolución continua durante el período prenatal sincroniza la forma, el
color y el tono – una escala cromática de color como también de tono.
Los primeros tres meses el ego responde en forma dominante a los tonos
azules; los próximos tres meses, a los tonos amarillos; el sétimo, octavo y
noveno mes, a los rojos. Después del nacimiento, un matiz resultante de la
combinación de estos tres colores primarios revela en un aura fulgurante
color la condición evolucionaria del ego.
Con respecto a la Trinidad, el azul es el color del Padre; el amarillo, el de
Cristo; el rojo, el del Espíritu Santo. Descubrimos, por lo tanto, que en el
desarrollo prenatal se requiere del poder del Padre para iniciar la
formación de un nuevo cuerpo; el principio cohesivo del amor, para
llevarlo hacia adelante a través de su segunda etapa; el principio activo
del Espíritu Santo, para completar la tercera y última fase inmediatamente
precediendo la entrada a una existencia física independiente.
Es sólo cuando consideramos más que una serie de atributos y cualidades
asignadas a la Trinidad, y observamos como armonizan y se sustentan uno
a otro con respecto a los procesos lógicos en la naturaleza como podemos
observarlos en ciertos puntos, que llegamos a una convicción de que las
asignaciones de colores o tonos o principios a Seres o aspectos de Seres, o
a fases de desarrollo, no son ni arbitrarias ni puras abstracciones inventadas
por el intelecto humano. Son realidades existiendo en la misma esencia de
las cosas.
* * *
LA MÚSICA
nota clave de la evolución humana
por
Corinne Heline
Traducido por el
Centro fraternal Rosacruz de Santiago,
Chile
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