CLAVE NÚMERO CINCO
Getsemaní
Era misión de Cristo el identificarse a Sí mismo con el destino de la Tierra y de su Humanidad. Éste era el trabajo final que había de llevar a cabo antes de la Crucifixión. Y fue durante esa prueba terrible cuando consiguió Su plena identificación con el destino de la raza humana.
Cristo había compartido la más extraordinaria experiencia de Su ministerio con los mismos discípulos avanzados, Pedro, Santiago y Juan. Ahora los llamó para compartir también con Él la hora más oscura y agónica de Su permanencia en la Tierra. Esperaba que ellos le asistieran durante ese trabajo. Pero ese trabajo fue para Cristo, nuestro glorioso modelo, como ha sido para todo aspirante que ascienda el Sendero: Nadie, salvo el Padre, compartió con Él la hora más negra. Por eso el Evangelio dice que Sus más iluminados discípulos se durmieron. No estuvieron a la altura de la guardia para la que habían sido llamados.
Su incapacidad para medir las demandas de la trágica ocasión y la pérdida con ello de la oportunidad de prestar un servicio inimaginable, es una advertencia para todos los que se dedican a Cristo. Salvo que hayan adquirido la necesaria preparación, no serán conscientes de lo que está ocurriendo y no prestarán oídos a la llamada de Su Señor y Maestro.
EL MISTERIO DE LOS CRISTOS
Corinne Heline
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