CAPÍTULO XXI
SAGITARIO
Meditación espiritual para Sagitario
Sagitario, como Escorpio, es de naturaleza doble. Su símbolo pictórico es un centauro, medio caballo y medio hombre. El primero representa la naturaleza inferior del hombre; el segundo, la superior. El espíritu inmortal está, permanentemente, aspirando a las alturas, a pesar de las apariencias en contra. Desde el tiempo en que la Humanidad escogió el sendero de la materialidad (Escorpio), en vez del espíritu (Virgo), Sagitario ha sido el signo de la promesa, de la esperanza, de la aspiración.
Basil Valentine, uno de los primeros iniciados rosacruces, ilustró la historia de la Iniciación en series de grabados. En ellos, Sagitario está representado por determinado número de lámparas, permanentemente ardiendo; un glíptico que invita a la Humanidad a remontar la materialidad y obtener la unión con la divinidad, con lo que participará del verdadero éxtasis espiritual.
Es interesante destacar que, mientras el fuego espinal espiritual asciende, desde el nivel de la generación hasta el plano de la regeneración, el punto en el que la primera etapa es rebasada se encuentra en el plexo sagital, localizado en la base de la espina dorsal y regido por Sagitario.
Este signo está gobernado por Júpiter, el planeta de la benevolencia y la expansión. Señala el sendero para el nacimiento del Cristo interno de cada individuo.
Y también el nacimiento del Cristo Cósmico, que tiene lugar anualmente en la Noche Santa, cuando el sol abandona Sagitario para entrara en el primer decanato de Capricornio.
El símbolo pictórico de Sagitario muestra a la mitad humana del centauro, apuntando una flecha hacia las estrellas. Esta pictografía se modificó para la representación de Cupido, dios del amor, originariamente representado con su flecha apuntando a la glándula pineal en lugar de al corazón. Más tarde, sin embargo, cuando el hombre perdió conciencia de su elevado objetivo espiritual y los afectos se centraron más en lo personal que en el principio, la flecha de Cupido se dirigió al corazón, en vez de al centro espiritual, localizado en la cabeza.
Sagitario está relacionado con la letra hebrea Vau, que significa sol u ojo. Esta letra representa la blancura y el brillo, la luz espiritual del Génesis y la Revelación.
Es la luz que brilla en la oscuridad pero a la que la oscuridad no abarca. El símbolo del Tarot para Vau es un hombre de pie entre dos mujeres; una de ellas, coronada por el oro del espíritu; la otra, coronada por hojas de parra, símbolo del falso espíritu. El fruto de la vid estimula el cuerpo del hombre hasta el nivel del éxtasis, pero su deseo de una tal experiencia es la equivocada respuesta de su personalidad a la llamada de su Ego. Thomas DeQuincy lo expuso claramente en sus Confesiones de un fumador de opio. La separación de la mente del resto de la personalidad y su sometimiento a la espiritualidad es la tendencia de Sagitario, y es el propósito y fin de la Gran Obra.
La masonería moderna ha adoptado este mismo símbolo para representar la misma idea.
Vése, pues, que el mensaje de las estrellas revela el sendero de la evolución para toda la Humanidad. Para las semidormidas masas, el sendero da vueltas y más vueltas, hasta alcanzar la cima de la montaña de la consecución; mientras que, para las almas despiertas, existe un atajo corto, estrecho y directo hacia ella.
Sagitario gobierna la mente superior del hombre, la mente capaz de razonamiento abstracto. Su nota-clave bíblica se halla en la admonición de Pablo:
"Sea en ti esa mente, que está también en Cristo".
En la mitología griega, la virgen Ariadna condujo a Teseo fuera del Laberinto con la ayuda de un hilo. Tanto la virgen como su hilo se han perdido para el hombre moderno, pero la elevada intuición de Sagitario trabaja en su lugar, puesto que la intuición espiritual (hilo) es, de hecho, la esencia de la razón. Cuando, tras haber circunvalado todo el Zodíaco, el espíritu liberado retorna al punto de partida, encontrará a la virgen de los cielos esperándole, como Ariadna esperaba a Teseo en el antiguo mito.
El sendero de santidad a través de Sagitario
Mientras el sol pasa por Sagitario, la dorada fuerza de Cristo penetra más profundamente en la Tierra, y los planos internos se vuelven más intensamente luminosos con Su luz gloriosa. Para el espacio exterior, este planeta aparecería como oro líquido. Toda la luz y todo el color de las observancias de la Navidad, sin embargo, no son sino un débil reflejo de su luz y color en tal época. Si el discípulo del Sendero de Santidad ha aprendido a trabajar bien con las fuerzas de la transmutación, bajo la influencia de Escorpio, se sentirá atraído hacia ese grande y glorioso resplandor.
Cada acontecimiento de las celebraciones de la Navidad, simboliza el desarrollo de una facultad específica en el interior del discípulo mismo. Y, cuando haya despertado esos poderes, experimentará una creciente sincronización con las actividades cósmicas del período del solsticio de invierno.
Hemos dicho ya que Sagitario ha sido representado por una serie de lámparas encendidas. Si el discípulo es persistente y confía en sus esfuerzos, cada año, durante esta época, será consciente del aumento de fuerza y luminosidad de las siete luces (centros) en el interior de su propio cuerpo-templo. Cuando estos siete centros hayan alcanzado todo el clímax de su gloria, el discípulo será considerado digno de seguir el Sendero de Santidad hasta el mismo corazón dela Tierra, y de permanecer allí, en presencia de la Luz del Mundo. Recibirá entonces la bendición de Cristo, y le oirá entonar el mantra utilizado en todos los Templos de Iniciación, antiguos o modernos:
"Bien hecho, bueno y fiel sirviente... entra en la gloria de tu Señor".
Parábola bíblica para Sagitario
La Gran Cena
Jesús le dijo:
-Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete, mandó al encargado avisar a los convidados:
-Venid, que ya está preparado.
Pero todos, enseguida, empezaron a excusarse. El primero le dijo:
-He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor.
Otro dijo:
-He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor.
Otro dijo:
-Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir.
El encargado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo:
Sal corriendo a las calles y plazas de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos.
El encargado dijo:
-Señor, se ha hecho lo que mandaste y todavía queda sitio.
Entonces el amo le dijo:
-Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa, porque os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete"
Lucas 14:16-24
Sagitario es el signo del idealismo elevado, de la inspiración y la aspiración, de los sacerdotes y poetas, profetas y videntes. Bajo su influencia, una mente iluminada y despertada se esfuerza por encumbrarse entre las estrellas. Es también el signo de la preparación para la inminente Sagrada Fiesta de Cristo. De ahí que la parábola correlacionada sea la de la Gran Cena. Esta fiesta simboliza las oportunidades para una vida espiritual, que tan graciosamente brotan ante nosotros.
Los invitados representan a la humanidad media, aquéllos por los que Cristo hizo Su supremo sacrificio y para los que abrió el Sendero de la Iluminación con Su invitación; "Ven, ahora todas las cosas están dispuestas".
La nota-clave de esta parábola no puede ser descubierta por el aspirante, hasta que aprende a vivir una vida impersonal. En ese sentido, las palabras del Señor Cristo son simples y directas: "Si alguno viene a mí, sin odiar a su padre y a su madre, y a su esposa, y a sus hijos y hermanos y hermanas, y a su misma vida, no puede ser mi discípulo". Por "odiar" hay que entender "no depender indebidamente".
Cristo dice que ha de renunciarse a cualquier dependencia excesiva de cualquier parentesco, para que sea posible la sintonización con El Más Elevado. Porque el
verdadero discípulo está en el mundo, pero no pertenece al mundo.
Toda emoción negativa o destructiva ha de ser sustituida por su opuesta. El odio no cesa con el odio, sino con el amor. El amor es el único verdadero disolvente.
La voluntad de Dios es un inmenso reconciliador. Hasta que no hayamos hecho total renuncia de nuestro yo inferior, no seremos dignos de escuchar a nuestro Señor decirnos: "Ven, pues todo está ya preparado". Entonces tendremos el privilegio de
sentarnos a Su lado y de participar en la Gran Cena o, en otras palabras, en la gloria celestial.
Nadie puede tomar parte en esa Cena sin haber realizado la unión entre los principios masculino y femenino en su interior, sin haber equilibrado las fuerzas de la cabeza y el corazón. De esta unión mística nacen cuatro niños: Dos hijos, el Fuego y el Aire; y dos hijas, el Agua y la Tierra. Los cuatro representan la esencia, transmutada, de la vida personal de un aspirante, tras haber sido elevadas las energías de la cabeza y el corazón, y unidas al espíritu radiante. Esta es la Gran Obra Blanca del alquimista, la Piedra Blanca de la Revelación, la Rosa Blanca de los Rosacruces. El mes de Sagitario, desde el 23 de noviembre hasta el 22 de diciembre, es el tiempo de preparación para participar en la Gran Cena, en la que será revelado el más sagrado significado de la Marea de Navidad.
EL MISTERIO DE LOS CRISTOS
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