CAPÍTULO XXXIII
SALMOS Y PROVERBIOS
Hipólito afirmó que David escribió salmos proféticos relativos al verdadero Cristo, nuestro Dios, y expuso todas las cosas que le sucedieron en sus sufrimientos... y cómo ese Cristo se humilló y adoptó la forma del servidor Adán".
Justino Mártir cita todo el Salmo 72 para demostrar que Cristo era el Rey de la Gloria y dice que fue escrito en Su honor y de nadie más. En sus Apologías asegura que, en muchos aspectos, el rey al que se refiere el Salmo no era David ni Salomón, sino el propio Señor Cristo. Cita, como otro ejemplo, el Salmo 24: "¡Portones!, alzad los dinteles... va a entrar el Rey de la Gloria. ¿Quién es el Rey de la Gloria?. El Señor de los ejércitos es el Rey de la Gloria". Esto es una referencia a Cristo y a Sus ángeles y arcángeles ministrantes, que siempre lo acompañan .
En el Salmo 72, el Iniciado cantor está leyendo los registros místicos relativos al gozoso día en que Cristo sería proclamado Regente de la Tierra y Salvador del mundo. En ese tiempo de regocijo toda rodilla se doblará ante Él y toda voz lo proclamará Señor de Señores y Rey de Reyes.
Las dimensiones de esta obra no hacen posible un estudio detallado de los Salmos, pero se puede apreciar que, a lo largo del todo el Libro y de acuerdo con las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, el dolor y la alegría, el sufrimiento y la exaltación del tema de Cristo suena y resuena como un cántico dentro de otro cántico.Cipriano se refiere a Cristo como el Primogénito, la sabiduría de Dios por el que todas las cosas fueron hechas. Como confirmación de sus aserto, cita los Proverbios 8:22-31 como sigue:
El Señor me estableció al principio de Sus tareas,
al comienzo de Sus obras antiquísimas.
En un tiempo remotísimo fui formado,
antes de comenzar la Tierra.
Antes de los océanos fui engendrado,
antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban encajados los montes,
antes de las montañas fui engendrado.
No había hecho aún la tierra y la hierba
ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba el cielo, allí estaba yo;
cuando trazaba la bóveda sobre la faz del océano;
cuando sujetaba las nubes en la altura
y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un límite al mar,
y las aguas no traspasaban Su mandato;
cuando asentaba los cimientos de la tierra,
yo estaba junto a Él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano,
jugaba con la bola de la Tierra,
disfrutaba con los hombres.
Muchos de los Padres de la Iglesia fueron, en este aspecto, de la misma opinión que Cipriano.
Se ha interpretado por algunos que el constructor de los Proverbios 9:1 es el Cristo Cósmico, por el cual todo fue hecho: "La Sabiduría se ha edificado una casa, ha labrado siete columnas". La ciencia espiritual interpreta los siete pilares como los siete planos de sustancia y de conciencia, los Siete Días (Períodos) de la Creación que abarcan un ciclo evolutivo completo.
El rey Salomón el Sabio fue el más elevado iniciado de la dispensación del Antiguo Testamento. El exquisito Cantar de los Cantares de Salomón es como la muestra de su profunda sabiduría. Revela el equilibrio perfecto; esa rítmica cadencia de la nivelación absoluta no ha sido jamás tan bellamente expresado en ninguna lengua: "Mi amado es mío y yo soy suya, del pastor de azucenas".
La cristiandad esotérica enseña que existe una íntima relación entre este elevadísimo iniciado de la Antigua Dispensación y el Maestro Jesús, el más elevado iniciado de la Dispensación del Nuevo Testamento. La misión de éste último consistió en ceder a Cristo su cuerpo humano perfecto para que lo utilizase durante los tres años de Su ministerio ya que, según varios Padres cristianos, era necesario que Cristo velase su radiante brillantez mediante una forma humana, porque ningún hombre hubiera podido soportar el poder y esplendor de Su presencia.
EL MISTERIO DE LOS CRISTOS
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