miércoles, 29 de septiembre de 2010

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El Cáliz Cósmico
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Para el discípulo, que ha obtenido la libertad de los planos internos, la Estación de la Pascua le trae renovada la antigua leyenda del Santo Grial. Esta permanece dormida aún en la consciencia de las masas, en las cuales el actual materialismo científico ha causado que los sentidos espirituales permanezcan dormidos; pero para el Discípulo, en él estos sentidos se están despertando, las leyendas antiguas están vivas y llenas de sentido, ahora aún más que en los tiempos pasados.

En cada época existen, aunque estén hundidas en el materialismo o la corrupción psíquica, las tradiciones germinales o leyendas, que no pertenecen al tiempo, sino a la eternidad. Ellas iluminan con tierna y suave luz dentro del alma y despiertan veladas, fragantes memorias, que hacen brotar de eventos pasados que impactaron profundamente en la conciencia de la raza y no pueden ser olvidados. Entre ellas está la dulce y antigua leyenda que nos llegó de Galilea – la Búsqueda del Santo Grial – El Grial fue el cáliz en el cual el Señor, Cristo, celebró el Rito de la Eucaristía con los más avanzados de sus seguidores en el Aposento Alto en Jerusalén, justo antes de la Crucifixión. Este mismo cáliz, de acuerdo con la leyenda conocida, fue usado por uno de sus Discípulos para recolectar la sangre que fluía de Su costado herido en el Calvario. Como la Eucaristía y el suceso del Calvario tienen el más profundo esoterismo de la Religión Cristiana, es evidente que la Búsqueda del Santo Grial debe descansar en las mismas raíces de los Misterios Cristianos.

Fue en dos Salones en los que la Santa Cena se sirvió. Uno de estos estaba ocupado por las mujeres Discípulos, el otro por los hombres. La mesa de las mujeres estaba presidida por la Bendita María; la de los hombres, por el Maestro. Ambas polaridades, el secreto de la fuerza Eucarística, estaban no sólo presentes en el pan y el vino, sino también en el dual agrupamiento de los Discípulos asistentes. La Iniciación no puede alcanzar su ulterior desenvolvimiento hasta que el hombre y la mujer, tomados de la mano, pasen entre las dos columnas que guardan el Portal de la Verdad Eterna. La enseñanza interna ha sido olvidada por muchos grupos esotéricos, los Masones entre ellos. El gran Akhnaton, el mensajero del Cristo en el antiguo Egipto y Sumo Sacerdote de los Misterios durante su vida, confió el
sublime misterio del Divino Femenino a su reina, Nefertiti. La espléndida pirámide de Gizeh se alza como un memorial a la a la Antigua Iniciación Egipcia y a su lado está la Esfinge, emblema de los Misterios del divino femenino.

Ardua y larga es la tarea del Aspirante que desea compartir de este Santo Rito de la Eucaristía. A menudo se requieren muchas vidas para prepararse. Los Discípulos de Cristo no eran ignorantes pescadores como sostiene la mayoría, sino que habían sido cuidadosamente entrenados por Juan, el Bautista, un Esenio, hasta que estuvieron listos para recibir su elevada tarea de Su Señor, el Cristo.

Es entonces, por una buena razón, que una de las leyendas del Grial sostiene que luego de la Ascensión, José de Arimathea tomó el Cáliz consagrado y acompañado por María, la Magdalena y por otros de la primera Escuela Cristiana, se fue a Bretaña (cruzando Francia) y allí fundó el Castillo del Grial de Galstonbury. Otras muchas bellas leyendas nos hablan del Castillo del Grial en el norte de España. En estos santificados lugares de retiro las mismas verdades esotéricas fueron diseminadas tal como fueran dadas a los primeros cristianos por el propio Maestro. El foco de fuerza en cada uno de estos castillos era el Rito de la Eucaristía. Cuando la Hermandad Cristiana celebraba el Rito Santo, el pan y el vino eran tan poderosamente imbuidos con fuerza espiritual que ésta era emitida y usada para la curación de los enfermos y afligidos. Algunos tocaban las santas reliquias y otros sólo las miraban, pero la curación era instantánea.

El Rito de la Eucaristía pertenece a épocas inmemoriales. en la forma mística del pan y el vino descansa el secreto de la inmortalidad: la realización de las dos polaridades divinas en la humanidad, que ha sido simbolizada siempre como las bodas de dioses y diosas.

En la Cristiandad, los términos dioses y diosas no son generalmente usados, pues los Hierofantes de los Misterios Cristianos sintieron que esas palabras conducían la mente fuera de la contemplación de la Unidad del Ser Supremo; ellos enseñaron en su lugar a usar el término Ángel que significa Mensajero, apuntando así como quiera que la palabra fuera usada al Ser Supremo Uno cuyos mensajeros eran estos. Incluso dejaron de referirse a los Ángeles tanto como masculinos o femeninos, porque en realidad la polaridad de la Oleada de Vida Angélica funciona en equilibrio perfecto, por ello la sexualidad que conoce el hombre es desconocida para aquellos. Hubo una época en un temprano estado de la evolución de Nuestro Sistema Solar cuando los Ángeles fueron, si no humanos, al menos parecidos a los humanos y en aquellos tiempos ellos evolucionaron al estado donde los opuestos fueron resueltos en una unidad.

Tanto en la Biblia, como en los libros cabalísticos, el Femenino de la Deidad y el Universo son distintamente reconocidos, pero sólo como Principio, no como Persona; y es justamente en ese sentido que el Discípulo – aún mientras está en su noviciado – aprende a pensar en la polaridad como la interacción de los dos polos del Principio Divino en una unidad creativa por medio de la cual todo lo que existe fue creado en el comienzo.

La doctrina de la polaridad fue parte de la ciencia de los Misterios en la antigüedad y comprendida incluso por aquellos que como Plotino continuaban hablando de dioses y diosas; aunque dichos términos no significasen más que cuando un cristiano habla de Ángeles. El Iniciado de los antiguos Misterios no confundía los términos dioses y diosas con DIOS, el Ser Supremo, pero los veía como Sus representantes y como con nuestros propios Ángeles, los representaban alados. En los Templos se les mostraba a los Iniciados una dramatización de los rituales de Bodas Sacras de dioses y diosas. Isis y Osiris, en Egipto; Ishtar y Tammuz, en Babilonia; Jachim y Boaz, en lo que ahora llamamos Masonería; José y María, en el Nuevo Testamento.

En la Estación Pascual ellos conmemoraban el "casamiento" del Principio Divino en la Naturaleza como por todas partes las aguas de Piscis se mezclaban con los fuegos de Aries produciendo en su fusión la gloriosa venida de la vida primaveral. El Cristo legó estos secretos abiertos para todos aquellos que deseasen recibirlos y todos estaban invitados a compartir libremente de las Aguas de Su Copa.

En cada observancia equinoccial el Mundo ha conocido cómo éste siempre fue, y aún continúa siendo, una reflexión de Su Pascua Cósmica en el Equinoccio de Primavera. La Pascua Bíblica es la forma de la vieja dispensación que ha sido reemplazada por la Eucaristía, la Rúbrica de la Nueva Dispensación Cristiana.
Así, el místico mes de marzo (Piscis) el Grial Cósmico encuentra su reflejo en los verdes brotes que van reventando y que están iluminados por la blanca fuerza vital; griales en miniatura brotando del corazón de la naturaleza por la fuerza mágica del Tiempo Pascual para estallar en un mundo de hadas, de hojas y pimpollos.

Nuevamente la fuerza del Grial Cósmico es mostrada en la belleza de la Luna Llena equinoccial mientras ésta asciende en toda su gloria por sobre el horizonte oriental.
Las emanaciones místicas de esta Luna del Grial deben chocar con la Tierra antes de que los fuegos de Pascua puedan ser encendidos y la humanidad pueda conocer la total fuerza espiritual de la Mañana de Pascua.

Según el Discípulo permanezca fiel en la Búsqueda, el Cáliz del Grial es formado dentro de su aura; esa copa de lirio de la cual se ha hablado, que resplandece en suave luminosidad en el aura de la cabeza y la ceñía de luz. sin la presencia de ese lirio, floreciendo en el Cuerpo de Alma, el Cáliz de la Cena del Señor está vacío y la Cena en sí no es más que un bello e inspirador ceremonial cuyo pan es impotente de alimentar el corazón.

Pero para aquel que tiene el Lirio, cada año en la noche del Equinoccio de Primavera, en los altos reinos del Paraíso, se coloca una gran mesa de luz y a ella es invitado todo aquel que sea hallado digno – de cualquier raza, credo, culto o creencia – a compartir con Cristo de este Pan del Cielo y Vino del Espíritu.

El Señor Cristo es acompañado en este Servicio por innumerables seres angélicos cantando – Gloria In Excelsis Deo – Gloria a Dios en las Alturas. Música celestial que forma el alma - tema de todos los Cánticos del Templo y las misas que el mundo ha conocido; música celestial que es, de hecho, el Mundo nutriendo y sustentando todas las cosas vivientes sobre la Tierra; música celestial que toda la humanidad anhela escuchar, pues posee la panacea para todas las dolencias humanas. Ricardo Wagner escuchó esta música con sus oídos espirituales y la trascribió en sus motivos del Grial de Parsifal y Lohengrin, que un crítico inspirado llamó "Música infinita". Es algo de la fuerza de esa "música infinita" lo que el Discípulo está comenzando a comprender, aún cuando débilmente y aún muy lejana.

La Búsqueda del Grial es la búsqueda de la luz, la búsqueda de las cosas eternas. es el camino de la Divina expiación con DIOS.

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del libro "Portales Estelares"

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