miércoles, 29 de septiembre de 2010

La Caída de Adán y la resurrección de Cristo - en you tube -


La Caída de Adán y la resurrección de Cristo
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Pablo aseveraba que: "como en Adán todos morimos, así también en Cristo todos tendremos vida". Esta caída de Adán y la Resurrección de Cristo son eventos entrelazados. Toda la humanidad está involucrada en ambos. Ningún acontecimiento es de carácter aislado.

Adán, la humanidad infantil, se desvió del sendero perfecto del Señor o Luz Divina y se lanzó por el camino del egoísmo antes de estar lista y capacitada para hacerlo con seguridad y sabiduría. Al tomar esa dirección ella admitió dentro de su ser las primeras semillas de desintegración y deterioro y se abrió a sí misma a las hostiles influencias de dos clases de espíritus intrusos. La primera de éstos son los Espíritus de Lucifer, cuya naturaleza y actividades nos fueron enseñadas en la Biblia y la otra son los seres Ahrimánicos sobre los cuales se aprendiera mucho de las escrituras de Zoroastro y también en el "Fausto" de Goethe, en el carácter mefistofélico.

Ellos influencian en la vida humana según se describe por uno de los postreros cristianos esotéricos, Rudolf Steiner, en varios de sus escritos, que mientras los seres luciféricos degradan las pasiones humanas y los sentimientos, los espíritus Ahrimánicos distorsionan su visión del mundo. Los Luciferes pretenden separar al hombre prematuramente de lo que la experiencia terrestre le puede ofrecer. Las fuerzas Ahrimánicas dirigen sus energías a oscurecer en la mente del hombre la existencia del mundo espiritual y a atarlo más firmemente a su naturaleza mortal y ser físico. Estos son rezagados del Período de Saturno.

Estas dos clases de seres, decía el Dr. Steiner, obstruyeron en el hombre que pudiera acumular la provisión de Sabiduría que una vez recibiera y así, gradualmente, degenerarlo. El efecto de ello fue una tendencia hacia la disolución y decadencia que termina en la muerte.

Así fue, entonces, que el germen de la muerte entró en el cuerpo físico, y si éste progresivo no hubiera sido detenido y contraatacado por el germen de vida implantado por Cristo, ello hubiera conducido al hombre completamente bajo el poder de la muerte al final del presente Período Terrestre y las evolución habría terminado en ese punto, en lugar de continuar adelante a través de los tres restantes Períodos Eónicos que concluirán cuando el espíritu individualizado retorne la Casa de Su Padre como un Hijo Pródigo.

Estas son aseveraciones sin apoyo hasta que o puedan ser verificadas por datos científicos exactos derivados de un examen del sujeto desde varios puntos de vista, no podría esperarse credulidad e los hombres por quienes no toman nada por la fe, sino que demandan evidencias razonables que justifiquen sus creencias.

Esta información no es escasa. Hay una cadena sin fin de evidencias obtenibles. El hombre moderno tiene que familiarizarse con lo que la ciencia espiritual puede ofrecerle y no será hasta que aumente la paz mental, que tanto necesita para retener su equilibrio, que podrá decir que posee sano juicio y bienestar.

No está dentro del marco de este análisis penetrar en tan vasto campo de evidencias disponibles a favor de interpretar los Misterios Pascuales a la luz de la Sabiduría Iniciática. Pero permítasenos al menos que un aspecto particular de este sujeto de múltiples facetas sea tocado aunque pueda ser ligeramente porque derrama luz sobre el problema de la vida y de la muerte y también como una sugerencia del verdadero carácter de condiciones similares referentes a otros aspectos del Misterio de la Pascua.

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del libro "Portales Estelares"

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