martes, 28 de septiembre de 2010

La Transubstanciación Cósmica Los Cuatro Elementos Sagrados - en you tube -


II
La Transubstanciación Cósmica
Los Cuatro Elementos Sagrados
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Al igual que en otras partes de los Misterios Cristianos, la Transubstanciación de la Hostia tuvo su contraparte espiritual heredada de los Misterios de la antigüedad que aún permanece válida para nuestros tiempos.

De acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica, la Hostia, o sagrada oblea de la Misa, es transformada milagrosamente en la carne de Cristo y el vino de la Misa es transmutado también milagrosamente en Su propia sangre. Aunque los fieles seguidores de esta enseñanza no esperan ver la oblea volverse carne y el vino sangre, ellos sostienen que, a pesar de toda apariencia contraria, esta transformación o –más exacto– transubstanciación, ocurre literalmente, en esencia, aunque no en forma.

El esotérico ve más allá de este concepto los vestigios de la doctrina de la Transubstanciación Cósmica por medio de la cual el Arcángel Cristo desciende como luz dentro de la Tierra y gradualmente transmuta su substancia en éter. Este proceso significa la igual y continua transmutación de todo lo que vive y crece sobre el planeta, hasta su estructura atómica. De esta manera todos los frutos de la Tierra son en verdad la carne y la sangre de Cristo, y en muy especial sentido el cuerpo del Iniciado es transubstanciado en esta Luz de Cristo de modo que literalmente éste es representativo de Aquel. Es por esta razón que algunos antiguos cultos Gnósticos se veía a sus Iniciados-líderes parados frente a ellos en el ceremonial santo con sus brazos extendidos representando una cruz viviente.

Estos Hombres -Cristificados, o Iniciados- eran en un mayor grado trasformados por la Luz de Cristo que los átomos del planeta y de los reinos de vida que compartían el planeta con ellos. El cuerpo-Iniciado, que se mostraba como la Cruz de Cristo ante la santa congregación, consistía en los Cuatro Elementos Sagrados que eran simbolizados por las Cuatro Letras Sacras del Nombre de Dios.

Como el sacerdote oficia en el altar donde la substancia común es transubstanciada en el cuerpo y la sangre de Cristo, así también en el cósmico Altar del Universo es el Arcángel Michael quien oficia como Sumo Sacerdote, y es Él quien asiste al Neófito en el trabajo de la transubstanciación por la cual su cuerpo llega a ser Cristificado; pero los demás Arcángeles están también incluidos en dicho trabajo, dado que los cuatro Arcángeles operan como una Crucificación de las Fuerzas de Vida del cosmos.

Repetimos, como las cuatro Estaciones son regidas por los cuatro Arcángeles, el gran Festival celeste marcado por los Equinoccios y Solsticios está correlacionado con los espirituales elementos básicos nombrados por la antigua filosofía Griega como Fuego, Agua, Aire y Tierra. Estos elementos espirituales no deben confundirse con los elementos químicos descubiertos por la ciencia moderna. Antes de la era atómica, la ciencia listaba solamente noventa y dos elementos pero recientemente más de un centenar han sido encontrados.

Estos elementos, no obstante, son materiales, no espirituales, mientras que los Cuatro Elementos de la antigüedad eran, por así decirlo, la RAIZ de todos los elementos físicos, las cuatro corrientes de éter de las cuales la Substancia Raíz emanó en el amanecer de nuestro Período Terrestre.

En el proceso Iniciático de las Escuelas de Misterios aún es usual hablar de los Cuatro Elementos, como lo hemos hecho en los capítulos anteriores; aún se acostumbra utilizar los términos Misterios Menores y Mayores, aunque el significado de dichos términos ha tenido cierta evolución desde el cierre de los antiguos Misterios al final de la Época Ariana.

Durante los cuatro días de intervalo que marcan la culminación de cada una de las cuatro estaciones, en la época de los equinoccios y los Solsticios, las corrientes de deseo de la Tierra son destiladas y las fuerzas espirituales toman preponderancia. Es esta condición la que hace del Festival Planetario una época favorable por encima de cualquier otra para contactar con los planos elevados de la naturaleza y para entrar al Templo de los Misterios.

En dicho Templo, que es en un más amplio sentido la propia Tierra cuando es percibida por los órganos espirituales (como la leyenda de Eleusis también sugiere), el candidato aprende que las cuatro Grandes Iniciaciones tienen su correspondencia con los cuatro Elementos Sagrados y con las cuatro Santas Estaciones, y además con los cuatro Arcángeles que gobiernan las cuatro Estaciones.

En la época del Solsticio de Invierno, bajo la égida de Gabriel y sus huestes de Arcángeles y Ángeles, el Discípulo merecedor es iniciado en los Misterios del ceremonial de la Tierra, pues los cuatro vehículos en los cuales el hombre encarna están relacionados con los cuatro Sacros Elementos. Durante la Estación del Solsticio Invernal el trabajo del Neófito está relacionado con la purificación del cuerpo físico, mientras que por la misma fecha el trabajo del Discípulo está dirigido hacia la transmutación por medio de la alquimia básica que crea la "maleable piedra blanca" del Adepto, el cuerpo inmortal. Este trabajo, sea el de la purificación en el caso del Neófito, o de la transmutación en el del Discípulo, no se completa en una estación o en el tiempo de una vida; pero hasta el grado que dicho trabajo sea hecho determina su capacidad para tomar parte en el Ceremonial de la Tierra de la Estación del Solsticio Invernal.

El Equinoccio de Primavera se correlaciona con la iniciación de Fuego, bajo la guía del Arcángel Raphael y su Hueste de ministros, y el trabajo a realizar se relaciona con la purificación del cuerpo de deseos y su transmutación en alma.

El Solsticio de Verano es referido a la Iniciación por Agua, bajo la dirección del Arcángel Uriel, y sus Ángeles, y el trabajo a realizar por ellos se relaciona con la espiritualización y sensitivación del cuerpo vital, y de su transformación en poder anímico.

El Equinoccio de Otoño se asocia con el elemento Aire y su trabajo está bajo la dirección del glorioso Michael y sus Huestes y está relacionado, como dijera San Pablo, con la renovación de la mente.

En nuestro presente estado de evolución, el trabajo de Michael es de los más importante, como hemos mostrado, pues la espiritualización de la mente es el pivote del esquema completo de la evolución humana. Es, quizá, por dicha razón que el eminente científico espiritual moderno, Rudolf Steiner, dio a Michael el lugar más importante que diera a otros Arcángeles al cual describe como ayudando a la evolución de la humanidad.

Los ocultistas saben que "la Mente es el Sendero", el camino a través del cual el espíritu trabaja sobre, y eventualmente conquista o transmuta, la materia y todas las cosas relacionadas con el mundo físico. San Pablo comprendió esta verdad y es por ello que él insiste que sus Discípulos deben, por encima de todo, Cristificar la Mente. Cuando dicha Cristificación de la Mente ha tenido lugar, el hombre adquiere la maestría sobre cielo y tierra; esto es, sobre los cuatro elementos.

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del libro "Portales Estelares"

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