miércoles, 29 de septiembre de 2010

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El Ritual de la Natividad
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Para el Neófito que se acerca al Sagrado Ritual del Solsticio de Invierno con dedicación de mente y corazón, diciembre es un mes gozoso de principio a fin. Su alegría y felicidad son un reflejo de la inconmensurable alegría de los planos internos, una bienaventuranza espiritual que es verdaderamente angélica.

Así como la Estación del Otoño fue un Tiempo de Preparación, el Solsticio Invernal es el momento de la Dedicación. Si el trabajo preparatorio ha sido bien realizado, una nueva vida da comienzo para el Neófito con el nacimiento del Cristo Niño en su interior.

Aunque el Sendero de la preparación exija repetidas reencarnaciones, el Período de la Dedicación trae total compensación. Cada vicio eliminado abre el camino para implantar una virtud, y cada placer sensual desechado es reemplazado por un deleite espiritual.

Cuando se renuncia a la falsa personalidad, el Cristo interno nace interiormente. Luego de esa experiencia, por la cual el Neófito se reconoce a sí mismo como un verdadero Hijo de Dios, jamás vuelve a estar sin la guía de la luz interna. El recuerdo del ritual por el cual dicho nacimiento tuvo lugar en su conciencia, mientras estaba en el Templo de los Misterios, permanecerá con él para siempre, pues ha erigido su altar de silencio e inspiración, que ninguna nube puede oscurecer ni tormenta puede asolar o despojar. El nacimiento del Cristo interno es acompañado del canto de los ángeles, los que en coro jubiloso armonizan su canción con las albas vestiduras que aquella alma ha alcanzado. La Luz y el color forman el luminoso domo del Templo, mientras la música va en crescendo durante la noche del Ritual de Navidad. Una verdadera Fiesta de Luces, pues sólo cuando la luz brilla en las tinieblas puede nacer el Cristo Niño.

Dado que todos los humanos son un Cristo en formación, todos están destinados a vivir experiencias similares a aquellas que viviera Jesús de Nazaret según son relatadas en los Evangelios. Cada suceso en la vida de Jesús anticipaba los eventos en la vida de cada ser humano que busca el desenvolvimiento de la Conciencia Crística. Ello no significa que la carrera humana de Jesús vaya a ser repetida en exactitud de detalles, pero sí que cada persona estará bajo experiencias similares, en términos de su propia consciencia, a aquellas que tuvo Jesús. La historia de Cristo, relatada en los Evangelios tiene su perfecto corolario en las vidas de hombre y mujeres iluminadas por doquier, pues la Inmaculada Concepción y el Nacimiento Santo son manifestados por todos y cada uno de ellos.

El Maestro Jesús es el Supremo Guía y lo que El hizo puede ser realizado por cualquier otro en el curso del tiempo y bajo la Ley Espiritual. El propósito primordial de la interpretación de la Biblia de la Nueva Época es clarificar esa Verdad para que cualquiera que lea el Texto Sagrado pueda ponerse en intima relación con aquellos Iniciados que fueron Jesús, María y José y, por asociación, crecer a semejanza suya.

-Y entonces, el Ángel les dijo:
"Mirad, pues, yo os traigo
Buenas nuevas de gran alegría
Para compartir con todos,
Porque hoy, en este día,
Os ha nacido en la Ciudad de David
Un Salvador, que es El Cristo,
Nuestro Señor"

Lucas 2: 10

Belén, la ciudad del Bien amado, es la casa del pan de Dios, el maná que bajó de los cielos para alimentar el alma humana. Es también la casa donde se guarda el fuego sagrado. Simbólicamente esto significa que únicamente después del Templo podemos decir que el cuerpo humano ha alcanzado cierta preparación para que la Conciencia Crística pueda nacer dentro de él.

El nacimiento siempre acontece en un Pesebre, donde las bestias se alimentan (la vida de los sentidos inferiores), porque no hay espacio en la Posada (la cabeza o intelecto).

La raza como un todo está muy lejos de poseer esa mente Cristificada en la que mora el espíritu de unidad en el cual el hombre pueda buscar a Dios y los otros Seres por sí mismo.
Aquellos que poseen dicha mente son tan sensiblemente conscientes del sufrimiento de sus otros hermanos, como de su regocijo en sus alegrías. La más severa condenación que hacen a otros ha de estar contenida en aquellas palabras de Cristo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".

Los tres hombres sabios o Reyes que siguieron la Estrella y vinieron a adorar al Niño, representan para el Neófito el ulterior desenvolvimiento del cuerpo, la mente y el espíritu en su sagrada búsqueda como está simbolizado en los dones de aquellos. En este estado la estrella simboliza la Luz dentro del corazón del devoto.

No todos los Neófitos están en el mismo estado de desarrollo, aún los que son admitidos por merecimiento en el Ritual de la Noche Santa cuando la Tierra es un Templo de Luz. Hay varias etapas, pasos o estaciones en el ritual que se correlacionan al desenvolvimiento espiritual de los Neófitos. Algunos comienzan el viaje desde Jerusalén y viajan hasta Belén; otros no van más allá de la Posada, aún unos pocos llegan hasta el Pesebre donde las bestias han dado espacio para el Santo Niño. Solamente los muy sabios han percibido la Estrella que conduce a la presencia del Niño y les permite saludarlo como la Luz del Mundo.

Para penetrar en las Glorias del Ritual de la Natividad, el Neófito debe haberse liberado de todo pensamiento de separatividad. No puede albergar sentimientos de maldad hacia ningún otro. El dulce pan del perdón debe limpiar su corazón aún de los recuerdos de las injusticias sufridas o sucesos de mala fe de que haya sido víctima. Tanto los pequeños resentimientos como los grandes errores deben ser no sólo perdonados, sino olvidados.
Pues si no son expulsados de la conciencia, su sombra, cayendo sobre el Santuario en la Noche Santa podría velar para el aspirante los misterios que se celebran allí.

Meditando con reverencia sobre estos Sagrados Eventos, podemos comprobar cuanta verdad hay en las palabras inspiradas del Poeta:

Por sobre las voces del mundo
oímos el canto de los Ángeles;
en medio del odio y los gritos de guerra
sabemos que el Amor es poderoso;
pues, hace mucho, Dios soñó un sueño
de Paz, de Buena Voluntad para el Hombre.
El sabe que el Hombre recordará
y soñará su sueño también".

* * *

del libro "Portales Estelares"

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